viernes, 11 de abril de 2008

La Bella Durmiente

Cuando hago un descanso entre cultivo y cultivo, suelo releer los cuentos que de pequeños solíamos escuchar sobre mundos mágicos de hadas, príncipes y princesas dormilonas.

Entre ellos me gustaron y me gustan dos en especial: Blancanieves y los Siete Enanitos y La Bella Durmiente.

Como soy curioso por naturaleza, busqúe ver si había alguna versión original de esos cuentos y caramba que las encontré. Por ejemplo, historia original de “La bella durmiente del bosque”, es muy distinta a la versión del libro que Jacques Perrault publicó en 1667.

La primera versión del cuento , hay quien dice que basada en versiones orales francesas y catalanas de los siglos XIV al XVI, fue publicada en Italia, en 1636, por Giambattista Basile en su colección titulada “Pentamerone” y se titulaba “Sol, Luna y Talía”.

Unos sabios y adivinos advierten a un gran rey, que su hija recién nacida llamada Talía, correría un enorme peligro por culpa de una brizna de lino. Para evitar el peligro, el rey prohibió que en su castillo no entrara ni lino ni cáñamo. Pero un día, cuando Talía ya era una muchacha, viendo hilar a una anciana junto a su ventana , y maravillada por el modo en que bailaba el uso, tomó la rueca en sus manos y empezó a sacar el hilo ; y sucedió , que una diminuta astilla de cáñamo se le clavó bajo una uña , e inmediatamente cayó muerta al suelo. Después de lo sucedido, el rey sentó a su hija sin vida en una silla de terciopelo, cerró la puerta del palacio y se fue para siempre, intentando borrar así, el recuerdo de su desgracia.

Algún tiempo después pasó por allí un rey que iba de cacería. Su halcón voló hacia el castillo vacío, entró por una ventana y no volvió a salir. El rey, persiguiendo al halcón, se acercó y recorrió el palacio desierto. Allí encontró a Talía como sumida en un profundo sueño, sin que nada pudiera despertarla. Su belleza le trastornó hasta tal extremo, que la viola y se marcha después.

Nueve meses más tarde, la durmiente Talía da a luz a dos gemelos, un niño y una niña llamados Sol y Luna. Los pequeños son cuidados por las hadas. Un día, el niño, hambriento, chupa el dedo de su madre con tal fuerza, que extrae la astilla envenenada, con lo que Talía recupera el conocimiento.

Pasan los meses y el rey, recordando su agradable encuentro con la bella durmiente, visita de nuevo el palacio y la encuentra despierta. Le confiesa que él es el padre de los dos pequeños, y el rey y Talía viven un idilio de una semana antes de que él la abandone de nuevo... para volver junto a su esposa, de la que nunca hace mención.

La esposa del rey se entera de la existencia de los hijos bastardos de su marido, los hace prender y los entrega a su cocinero, con la orden de que degüelle a los dos pequeños y con sus carnes prepare un sabroso guisado. Y cuando su esposo casi ha terminado lo que hay en su plato, ella le anuncia malignamente: “¡Te estás comiendo lo que es tuyo!”.

Durante algún tiempo, el noble cree haberse comido a sus hijos pero resulta que el cocinero, hombre de buen corazón, puso a salvo a los pequeños gemelos y los sustituyó por carne de cabra. La enfurecida esposa ordena que Talía, también capturada, sea quemada viva en una hoguera, pero la Bella Durmiente es salvada en el último instante por el padre de sus hijos, que empuja a su esposa a las llamas. Muerta la esposa, el rey se casa con Talía y todos, incluidos Sol y Luna ,viven felices.

Es evidente la diferencia con las versiones que hemos escuchado y visto todos, pero a mi me gusta más ésta primera. Quizás por eso de pasar tiempo al abrigo del sol y la luna, en esos campos benditos, quizás por un aire bucólico que me impregna desde siempre, quizás por que sí.

Respecto de Blancanieves, hay un detalle curioso cual es el siguiente:

En cierto modo, el origen de la armoniosa belleza de Blancanieves parece provenir del sol; su nombre nos sugiere la blancura y pureza de la intensa luz de este astro. De acuerdo con la creencia de los antiguos, eran siete los planetas que giraban alrededor del sol, de ahí los siete enanitos. En la doctrina teutónica, los enanos o gnomos trabajaban en la tierra extrayendo metales preciosos, de los que en el pasado tan sólo se conocían siete. Y siguiendo la antigua filosofía natural, cada uno de estos metales está relacionado con un planeta...(BRUNO BETTELHEIM, Psicoanálisis de los cuentos de hadas).

3 comentarios:

Baruk dijo...

Teniendo en cuenta que debe tratarse de la "historia" de una operación alquímica del alma, supongo que tiene más logica esta última versión que has rescatado.

Gracias por exponerla, es muy interesante.


Un saludo

El Hortulano dijo...

Me alegro que te gustase la entrada y de paso te felicito por tus blog, me parecen estupendos y en cuanto pueda los enlazaré, con tu permiso, al mío.

Visita, explora y cultiva en este jardín cuanto quieras.

Un saludo cordial.

P.D. No olvides que el cuerpo es el asiento del alma y quizás no debería despreciarse tanto como parece estar de moda hoy en día. Sin el uno la otra no puede cobrar forma.

Baruk dijo...

Hola jardinero!

Muchas gracias por abrir tu jardín, está muy currado y posee valiosa información, realmente es maravilloso.

No olvido nunca que el cuerpo es el asiento del alma, lo recuerdo constantemente, se debe mimar como a un niño, con rigidez y mucha ternura.

Un abrazo