martes, 16 de diciembre de 2008

El Belén

Estamos en Navidad, y lo propio en estas fechas es celebrar el nacimiento de Jesús, el Salvador, es decir, "el que salva".
Podemos leer que San Beda el Venerable, comentando el pasaje "lo recostó en un pesebre", dice: "Aquél que es el Pan de los ángeles, está recostado en un pesebre, para poder fortificarnos como animales santos, con el trigo de su carne". Y San Cirilo explica: "Encontró al hombre embrutecido en su alma, y por esto fue colocado en un pesebre como alimento, para que mudando la vida bestial, podamos ser llevados a una vida conforme con la dignidad humana, tomando, no el heno, sino el pan celestial, que es el cuerpo de vida".

Por ello, se convirtió en costumbre ubicar un Belén (nacimiento) en alguna parte de la casa, que sirva de recordatorio de ese hecho trascendental en nuestra cultura. Porque esta época se ha convertido en eso, en una simple rememoración de un suceso mágico que ha perdido toda su magia en aras de una consumismo que ofrece satisfacción inmediata y plena (pero no gratuita ni generosamente) aunque caduca rápidamente, como todo lo temporal.
Hemos perdido el sentido verdadero de las palabras, y es más notorio en estas fechas donde nadie recuerda que Navidad es Natividad, es decir "Nacimiento". Porque eso es lo que se produce, renueva, ahora, un auténtico y verdadero nacimiento que, si se está atento, puede resultar más íntimo y personal de lo que pueda parecer a simple vista.
A continuación, se encuentra un texto que intenta recuperar parte del simbolismo del Belén, y esperamos que sirva, cuando menos, para una correcta ubicación del mismo en aras de ese principio de "Como es arriba así es abajo" que, últimamente, viendo los tiempos que corren, debería traducirse por "como es arriba así debería ser abajo".
Que aproveche y Feliz Natividad.

EL SIMBOLISMO DEL BELEN
Abbe Hénri Stéphane


El misterio de la Natividad comporta un doble aspecto: el nacimiento del Verbo en el mundo (punto de vista macrocósmico) y el nacimiento del Verbo en el alma (punto de vista microcósmico). Quizás es difícil representar estos dos puntos de vista a la vez, y algunas figuraciones se referirán más bien a un aspecto que al otro. Pero en los dos aspectos, el Niño Jesús debe ocupar una situación central; debe ser lo más pequeño posible para figurar «el Reino de los Cielos semejante a un grano de mostaza» (Mat, XIII, 3l-32).
La Virgen debe ocupar igualmente una situación central, pero en un plano de fondo; ella no debe ocupar en ningún caso una posición simétrica a la de San José, que no es el verdadero padre del Niño Jesús; contrariamente a la mayoría de las figuraciones vulgares, ella no debe tener una actitud de plegaria o de adoración semejante a la de los otros personajes. Debe estar en la función de Virgo genitrix, lo que supone que está situada, como ya lo hemos dicho, detrás de Cristo, pero en la misma situación «axial», lo que significa que es a la vez «Madre de Dios» y «Esposa del Espíritu Santo». Su actitud debe ser jerárquica, perfectamente impasible, lo cual simboliza su virginidad, su inmaculada concepción, su perfecta sumisión o «pasividad» con respecto al Espíritu Santo.

Todo lo que precede se aplica igualmente al punto de vista «microcósmico», es decir, al nacimiento del Verbo en el alma. La Virgen representa entonces al alma en estado de gracia. Desde un punto de vista pasivo, el alma debe identificarse a la Virgen realizando las perfecciones mariales, para que el Verbo pueda encarnarse como en el seno virginal de María, esposa del Espíritu Santo; desde un punto de vista activo, el alma se identifica a la Virgen Madre.
El primer aspecto se refiere a la Comunión del alma recibiendo al Cristo, el segundo a la Invocación del Nombre de Jesús: el alma profiere el Verbo como la Virgen da a luz a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, generador supremo. Es aquí donde interviene San José, así como el asno y el buey. San José simboliza la presencia invisible del Maestro espiritual en la invocación, siendo éste el Espíritu Santo; el buey representa al «guardián del santuario», es decir, el espíritu de sumisión, de fidelidad, de perseverancia y el esfuerzo de concentración; el asno, animal «profano», es el testigo «satánico» en la invocación, representando el espíritu de insumisión y de disipación.

Pero esto es también susceptible de una aplicación en el orden «macrocósmico», en el que el buey y el asno representan respectivamente el mundo celestial y el mundo infernal. Puede uno entonces preguntarse por qué este último es admitido en el nacimiento del Verbo, tanto en el mundo como en el alma; la explicación se encuentra claramente indicada en la Epístola a los Filipenses (II,10) donde San Pablo declara: «... a fin de que en el Nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra, en los infiernos...», texto que se refiere tanto al nacimiento de Cristo en el mundo como a la invocación del Nombre de Jesús.

Por todos estos motivos, San José debe figurar al lado de la Virgen, pero no en el eje indicado precedentemente, y, puesto que es el símbolo del Maestro Invisible, debe estar en una actitud puramente pasiva de manera que no obstaculice la acción del Espíritu. El buey y el asno deben colocarse a la derecha y a la izquierda (lado siniestro) del Niño Jesús.

Nos queda hablar de los Reyes magos y de los pastores. Los Tres Reyes magos representan el poder sacerdotal y real. El primer rey representa el poder real; él ofrece a Cristo oro y le saluda como «Rey»; el segundo rey representa el poder sacerdotal; le ofrece incienso y saluda a Cristo como «Sacerdote»; por último, el tercero representa la síntesis de los dos poderes en el estado indiferenciado; le ofrece mirra (el bálsamo de incorruptibilidad) y saluda a Cristo como «Profeta» o Maestro espiritual por excelencia.

La función de los Reyes magos tiene por tanto un carácter aristocrático que los distingue de la «plebe», representada por los pastores. Se deben colocar frente al Niño Jesús, mientras que los pastores pueden ser dispuestos en semicírculo alrededor de los Reyes magos.

Finalmente, el nacimiento del Verbo o el «renacimiento espiritual» del alma debe realizarse durante la «noche»; es por eso que tiene lugar en la «gruta» a medianoche y en el solsticio de invierno, fecha de la Navidad. La gruta no es de ningún modo una pobre chabola con un techo de paja. Su simbolismo se refiere al de la Caverna o al del Domo (situado, en nuestras iglesias, encima del santuario donde se cumple el misterio eucarístico). La Caverna debe tener una forma hemisférica (propiamente un cuarto de esfera); el interior debe ser sombrío, iluminado solamente por la Estrella, símbolo de la Luz divina, pudiéndose colocar ésta encima de la Caverna. Por último, el pesebre donde reposa el Niño Jesús puede tener una forma hemisférica, complementaria a la de la Caverna, simbolizando las dos mitades del «Huevo del Mundo».


jueves, 27 de noviembre de 2008

Lo Esotérico y el Esoterismo



Hoy en día está de moda lo esotérico, término que es utilizado, de forma perversa, como un cajón de sastre donde todo vale y todo sirve. Así, hay esoterismos para todos los gustos, a medida, y si no se encuentra uno que se adapte a nosotros, no hay de qué preocuparse que en seguida nos lo fabricarán.


Pero lo esotérico, el esoterismo no es un invento moderno, es algo que ha existido desde siempre en toda tradición, o, mejor dicho, en la Tradicion, independientemente de las diferentes ramas o ropajes que haya adoptado en cada tiempo y lugar. Mircea Eliade, el gran antropólogo, ya ha demostrado suficientemente los puntos comunes de todas las religiones, el tronco común que comparten, del que parten, y del que emanan cuales ramas frondosas para dar cobijo a toda vida.

Toda religión o tradición tiene su vertiente abierta o exotérica y otra menos conocida o divulgada o esotérica en justa correspondencia con los frutos donde cada uno tiene su hueso al que sólo se accede tras abrir o comer su parte externa.


En aras de intentar recuperar algo de dignidad, colocamos a continuación un artículo que aunque ya tiene varios años no es por ello menos válido o actual. Esperamos que haga reflexionar y sirva, cuando menos, para una correcta selección de las lecturas que cada uno haga en su camino personal.




ESOTERISMO CRISTIANO Y CRISTIANISMO ESOTÉRICO
Julio
Peradejordi
Capítulo extraído de “LA PUERTA: Sobre esoterismo cristiano”, Edt. Obelisco, 1990, Barcelona. Puedes pedir números atrasados o consultar más información al respecto en la página de LA PUERTA

Esoterismo y exoterismo son como las dos caras de una misma moneda, indisociables y complementarios. No hay posibilidad de esoterismo sin exoterismo, del mismo modo que, por ejemplo, no podemos beber agua si no disponemos de un recipiente que la contenga. Es el eterno problema del continente y del contenido. Si preferimos verlo desde otro punto de vista, diremos que la llama necesita tanto de la vela como la vela de la llama para poder dar luz.

Con todo, sigue existiendo una gran confusión entre esoterismo y exoterismo, entre el contenido y el continente. ¿Hemos de hablar de esoterismo cristiano o de cristianismo esotérico? ¿Cuál es el contenido y cuál el continente?

Numerosas formas de neoespiritualismo contemporáneo han contribuido sobremanera a confundir misticismo, simbolismo, espiritismo o parapsicología con el auténtico esoterismo, con la auténtica iniciación. Todo ello forma parte de lo que René Guénon ha denominado «la perversión del mundo moderno». (1) Derivada del verbo perverto, la palabra «perversión» significa ‘poner lo de arriba abajo’, ‘poner al revés’.

En el contexto del cual estamos ocupándonos, el origen de la perversión consiste precisamente en su confusión de lo espiritual con lo psíquico, y viceversa. En este «mundo al revés», por utilizar una expresión del Zohar, numerosos autores y escuelas dotados de un antitradicional afán de modernidad han colocado a lo mental y emocional en el lugar que le corresponde a lo espiritual. La repercusión de esta perversión, que abarca todos los ámbitos de la existencia, es amplia y compleja; no vamos a ocuparnos de ella. Lo que nos interesa, por estar íntimamente relacionado con esta perversión, es diferenciar lo que tanto algunos ocultistas como otros exponentes del neoespiritualismo del siglo pasado llamaron «cristianismo esotérico» del auténtico esoterismo cristiano presente en nuestra religión desde sus inicios.

El cristianismo esotérico apareció en escena a finales del siglo pasado ocupando el lugar que le correspondería al auténtico esoterismo cristiano, confundiéndose para mucha gente ambos términos. No es, pues, de extrañar la actitud francamente hostil por parte de los representantes de la Iglesia hacia cualquier forma de esoterismo. Desde la invención del «cristianismo esotérico», entre el público no especializado, sigue existiendo una confusión en cuanto a lo que son realmente el ocultismo y el esoterismo.

René Guénon, que ha estudiado suficientemente el tema para que no tengamos que extendernos más en él, concluye que más que de un «cristianismo esotérico», hemos de hablar de un «esoterismo cristiano», como podemos hablar, por otra parte, de un «esoterismo islámico», inseparables ambos de su correspondiente exoterismo.

«La adhesión a un exoterismo es la condición esencial para llegar al esoterismo», ha escrito Guénon. Y aquí la «perversión del mundo moderno» a la que hacíamos referencia, cualquiera que sea la manera en que se manifieste, no puede ofrecernos ningún exoterismo. ¡Fuera de la Iglesia no hay salvación! Conviene que meditemos en esta última frase.

Debido, pues, en gran parte, a la perversión moderna, es hoy en día más difícil que nunca no sólo acceder al auténtico esoterismo cristiano, sino también darse cuenta de lo que hay. Ello ha contribuido, además, a que, cual una planta falta de savia, el propio exoterismo cristiano se haya debilitado, a que el creyente se haya orientado más hacia lo social que hacia lo sagrado, a que el sentimiento religioso haya menguado en Occidente de un modo alarmante.

No es necesario que nos esforcemos en buscar ejemplos de este debilitamiento: teología de la liberación, proliferación de sectas, crisis de vocaciones, etc.

El hombre moderno se ha olvidado de Dios y ha erigido como dios a su razón. Ya Pablo VI escribía en un delicioso librito dedicado a la oración: (2) «El sentido religioso hoy parece haberse debilitado, apagado, desvanecido. Al menos así parece: Llamad como queráis a este fenómeno: desmitificación, secularización, autosuficiencia, ateísmo, antiteísmo, materialismo... pero el hecho es grave, sumamente complejo [...] e invade las masas, encuentra propaganda y adhesión en la cultura y las costumbres, llega a todas partes como si fuera una conquista del pensamiento y del progreso».

Es necesario plantear por qué es tan difícil detectar al esoterismo cristiano, y por qué existe una tendencia generalizada por parte de los aficionados al esoterismo a buscar en las sociedades secretas o en las religiones orientales y no en nuestra propia religión, en nuestra propia tradición.

Contestar como merece a estas dos preguntas exigiría unos conocimientos de los cuales carecemos y un volumen de información que, sólo por razones de espacio, no podríamos aportar.

Sin embargo, creemos interesante apuntar dos ideas que nos ayudarán, al menos, a acotar el problema. La primera es que, en la Edad Sombría que nos ha tocado vivir, es sumamente difícil acceder a cualquier tipo de esoterismo, cristiano o no, y más aún comprenderlo y encarnarlo.

En segundo lugar, creemos que es importante resaltar que el cristianismo es, ante todo, una revelación. ¿No resulta un tanto presuntuoso querer acceder a su meollo prescindiendo del Espíritu que lo ha revelado? ¿No es cuanto menos grotesco intentar beber en él si despreciamos o ignoramos el corpus exotérico que lo vehicula y contiene?

Según la doctrina hindú de los ciclos, nos hallamos actualmente en el Kali Yuga, la Edad Sombría. «Desde entonces, escribe Guénon, las verdades que en otros tiempos eran conocidas por todos los hombres, se han hecho cada vez más ocultas y difíciles de alcanzar; los que las poseen son cada vez menos numerosos y si el tesoro de la sabiduría no humana anterior a todas las edades no puede perderse jamás, se rodea de velos cada vez más impenetrables que lo disimulan a las miradas y bajo los cuales resulta extremadamente difícil descubrir».

Estamos, ciertamente, al final de un ciclo y no sólo hemos perdido el sentido del esoterismo, sino también el de algo íntimamente relacionado con él: el de simbolismo y de la exégesis.

Actualmente se suele confundir el símbolo con la cosa simbolizada e incluso a veces con la cosa que se utiliza como símbolo. Son legión los autores que, a pesar de su incompetencia manifiesta para penetrar en él, cada vez que han logrado detectar un símbolo, deducen ingenuamente que encubre elevados secretos esotéricos. Así, hay quien ve cátaros y templarios en cualquier ruina, o quien nos descubre misteriosísimas fórmulas alquímicas para hacer oro a bajo precio en el rosetón de cualquier catedral, sea ésta gótica o no. Pero eso no es esoterismo, ni cristianismo, ni nada que se les parezca; es, en el mejor de los casos, algo cercano a la idolatría, un anhelo vago de dar sentido a partir de lo que sabemos (o creemos saber) a aquello que, por definición, debería vehiculizar una sabiduría no humana.

La capacidad de exégesis es algo que, como la imaginación (3) parece faltarle al hombre moderno. Somos totalmente incapaces, por nosotros mismos, de ir más allá de la letra, del exoterismo, de las figuras históricas, de las meras representaciones que velan la realidad oculta de Dios. Ya Jámblico, el neoplatónico, en su De Misteriis Aegyptiorum sostenía que: «sin los dioses, ni siquiera podemos balbucir una palabra a propósito de los dioses».

Con todo, no es difícil darnos cuenta cuán poco serio es hablar de «Cristianismo esotérico», como si pudiera haber un cristianismo que en su intimidad no lo fuera. La simple lectura de los Evangelios a la luz de la tradición de los Padres de la Iglesia basta ya para que apreciemos que la doctrina cristiana o, si lo preferimos, las parábolas de Jesucristo tienen, como toda la Escritura, varias lecturas. (4) Podemos, por ejemplo, leer en Mateo XI, 25: «Doy gloria a ti, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos y las has descubierto a los párvulos».

O también:

«Entonces acercándose los discípulos le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? Él respondiendo les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no les es dado» (Mateo XIII, 10-11).

«Con muchas parábolas como éstas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo». (Mateo XIII, 34).

Bastan estas citas para darnos cuenta de que en la enseñanza de Jesucristo hay algo escondido, no accesible a todos y, por lo tanto, «esotérico». Pero no basta con ser superinteligente o estar muy informado para tener acceso a ello.

En otro lugar donde también se advierte la presencia de una enseñanza esotérica en las palabras de Jesucristo, es en el comienzo del Evangelio según Tomás: «He aquí las palabras secretas que Jesús el Viviente ha dicho y que ha escrito Dídimo Judas Tomás: "Aquel que halle la interpretación de estas palabras no probará la muerte"».

Y por último, podemos también encontrar un ejemplo de lo mismo en un Padre de la Iglesia, Clemente de Alejandría, anterior al establecimiento del Cristianismo como religión oficial del Imperio. En el capítulo XII del primer libro de las Estromatas nos dice: «Puesto que la Tradición (sagrada) no puede ser una cosa común y pública, hay motivo para ocultar "esta sabiduría expresada en el misterio" (I Corintios II, 7) que el Hijo de Dios nos ha enseñado (...) Esta idea me impedía escribir y aún ahora tengo mucho cuidado en no "lanzar las perlas a los puercos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen" (Mateo VII, 6)». Si durante años la Iglesia no ha querido pronunciarse en lo que se refiere al esoterismo cristiano y ha criticado, con toda la razón del mundo, al cristianismo esotérico, no ha dejado por ello de ser consciente de que en Cristo están «escondidos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia (gnosis)» (Colosenses, II, 3).
Bástenos con citar unas palabras de Pablo VI que fueron televisadas el mes de diciembre de 1973: (5)

«Si pensamos en esta Santa Faz que, en la noche de la transfiguración en la montaña, cegó las miradas estupefactas de los tres discípulos, en la inolvidable aparición, en cierto modo esotérica, teológica que Jesús les descubría».

Aquí se halla, a nuestro entender, el auténtico esoterismo cristiano, el meollo de nuestra religión y no en las más o menos brillantes especulaciones de pseudo ocultistas sobre los cuerpos o planos astrales o en sus sorprendentes teorías sobre la reencarnación.

A la hora de la verdad, y al lado de la resurrección propuesta por el Salvador, todo ello carece de importancia.

Lo que sí nos parece importante es que si deseamos acceder al esoterismo cristiano seamos selectivos en nuestras lecturas y no nos dejemos engatusar por las desencarnadas teorías que nos proponen las sectas modernas pseudo esotéricas. Sin duda adelantaremos más estudiando nuestras Escrituras, practicando nuestros ritos e impregnándonos de los maravillosos símbolos que nos ha legado nuestra Tradición.


NOTAS
(1): Ver René Guénon, La crisis del mundo moderno, Ed. Obelisco, Barcelona, 1987.
(2): Pablo VI La Oración, Ed. Secretariado Trinitario, Salamanca, 1985.
(3): Utilizamos la palabra «imaginación» en su sentido auténtico (de imago: ‘imagen’), que diferenciamos de la mera fantasía (fantasma).
(4): Como indica Guénon en sus Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, existe una traducción española en Ed. Paidós, Barcelona, 1997) pp. 38-39 de la edición francesa, «La existencia de un esoterismo cristiano en la Edad Media es algo absolutamente cierto [...] y no se trata en modo alguno de una forma especial del cristianismo, se trata del lado «interior» de la tradición cristiana».
(5): Reproducido en Documentation Catholique del 16-12-73.




martes, 25 de noviembre de 2008

Tránsición




Ha muerto un hombre. Sí, uno más de los cientos de miles que lo hacen a diario en diferentes circunstancias y lugares. La muerte hermana ya que es el final que ni siquiera los Patriarcas, por mucho que prolongasen su vida más allá de los límites del resto de sus contemporáneos, pueden evitar. Dios lo ha dispuesto así y así debe ser.



Pero este hombre que ha entregado su alma tenía algo especial, un amigo capaz de escribir uno de los elogios, dedicatorias o epitafios más sinceros, honestos y hermosos que haya podido leer.


Sólo puedo decir que a mi me gustaría tener muchos amigos así y que me dedicasen aunque sólo fuera un texto parecido y también me gustaría ser capaz de poder ser, a mi vez, amigo así de mis amigos y poder elogiarles con tanta inspiración y elegancia.
Lo pongo a continuación como muestra de honor y respeto.


Ignaci de Cardona, mi amigo, ha entregado el alma a Nuestro Señor. Ahora está Visitando el Interior de la Tierra, siendo Rectificado y Encontrando la Oculta Piedra que en vida tanto buscó. Nunca he conocido hombre que haya sufrido tanto en esta vida sin perder jamás de vista la Estrella Polar de Dios, sin vacilar jamás en la única pesquisa que importa.



Era mi hermano mayor y como tal lo he amado y de igual forma me he sentido amado por él. Ahora lamento no haber estado más cuando debía: no supe hacer más y lo digo públicamente y con vergüenza.



Su bondad humana, trágicamente aleada con su enfermedad, hizo de él un hombre irrepetible, lúcido en la sobriedad como lúcido en la ebriedad. Jamás ví a nadie tan poco dotado, tan inutil, para el mal. En tantos años de amistad, nada puedo reprocharle que no pueda disculparle sobradamente en razón de su corazón traspasado por un sufrimiento que sólo pude intuir.



Mientras él rezaba para que Dios lo recuperara para sí, nosotros rezábamos al mismo Dios para que le conservara entre nosotros; él protestaba por esto amorosamente, hasta que su fé pudo más que la nuestra.



Me hizo albacea testamentario suyo: procuraré dar honor cumplido a lo que en su momento y libremente me expresó. Quisiera ser fiel a su intención y plasmarla con la dignidad que este hombre merece.



Ha cruzado a la otra orilla y ya no volveremos a verlo en este siglo. Pido al Padre Todopoderoso que le perdone los escasos pecados que cometió y que desde su escaño en la divina Academia, siga prodigándonos su discurso fácil, siempre profundo, lleno de inspiración y verdad. Solicito una oración por su alma a todos los hombres de buena voluntad.


Y que la Luz Perpetua brille sobre él en los siglos de los siglos. Amén.








Catena Aurea




La Naturaleza, qué término tan hermoso y tan amplio y, al mismo tiempo, tan interpretado, manipulado y utilizado al gusto de cada cual, por no decir, tan olvidado. En esta era de modernidad, donde todo lo que no sea técnico o suene a técnica útil y específica, es denostado, ignorado y degradado, nos olvidamos que no hay mejor técnica que la propia naturaleza, que opera en sus hornos, gestiona sus producciones y entrega generosamente lo que produce; que nuestro propio cuerpo funciona de forma admirable, sin intervención externa, alterado sólo en su accionar por influencias nefastas de toda índole que gustosamente le proporcionamos, física y mentalmente.


No está de más recordarla de vez en cuando, antes de que se convierta en un reportaje virtual o que algunos sólo sepan lo que es consultando la wikipedia.

Coloco a continuación un breve extracto de un tratado titulado CATENA AUREA HOMERI, del que no conozco exista traducción alguna al castellano. En concreto, habla de lo que es la Naturaleza y de lo que debe entenderse por la misma. Es cierto que en casi todos los tratados de esta hermosa Filosofía Hermética se hace mención a la Naturaleza y sobre ella y su distinción ya existe una entrada en este mismo blog que puedes consultar AQUÍ. ( Si alguien conoce, posee o sabe de una traducción completa, le estaríamos infinitamente agradecidos si nos lo comunicase).


PRIMERA PARTE
De la generación de todas las cosas naturales

CAPÍTULO I
Lo que es la Naturaleza



La Naturaleza es la masa de todos los seres que componen este mundo visible, y el principio distinguido de Dios, que lo emanó y lo anima.

Del origen de la Naturaleza o de qué nacen todas las cosas naturales.

Dios ha creado la Naturaleza de la nada por la virtud de su Verbo eterno. Él lo quiso y el Verbo engendró un vapor, una niebla o un humo inmenso, e imprimió allí su virtud, es decir, un espíritu lleno de fuerza y de poder. Este vapor se condensa en un agua que los Filósofos han llamado universal y caótica, o simplemente caos, es de esta agua de la que el universo ha sido formado, es ella la que ha sido, la que aún es y la que será siempre, la materia primera de todas las cosas naturales.

La generación del mundo por el Verbo no es, sin duda, menos incompresible que la propia generación de este Verbo Divino; pero nos es suficiente saber, por la inteligencia de la Naturaleza, que todo lo que existe no era al comienzo más que un vapor animado por su espíritu, y que este vapor se hizo palpable en forma de agua.

No habrá problema en concebir que el mundo ha sido formado de un vapor que se ha condensado en agua, si se considera no sólo que el agua se transforma en vapor y el vapor en agua, sino que todos los cuerpos se transforman en vapor y en agua en sus disoluciones, como demostraremos en la segunda parte de esa obra.

Es fácil observar que el agua se vuelve vapor, lo vemos claramente en verano, cuando el sol calienta las aguas de los lagos, de los ríos, de las fuentes etc., elevándose vapores que se dispersan en el aire.

Un campesino ve en su hogar, cuando hace hervir agua en una marmita, que el agua se vuelve vapor humeante y si él quiere, puede, por la ebullición, reducir y cambiar toda su agua en vapor.

Vemos también que los vapores se vuelven agua: cuando las nieblas se espesan en nubes, estas nubes se resuelven en lluvia o nieve, y vuelven a su origen.

El campesino no ignora esto, y lo padece a su pesar, cuando se ve obligado a trabajar bajo grandes calores, todo su cuerpo transpira, y este vapor que sale se transforma en agua, que chorrea por su espalda y que, comúnmente, llamamos sudor.

Todos los destiladores ven también que los líquidos se elevan en forma de vapor en el capitel de su alambique, y se condesa y resbala por el pico, gota a gota o en regueritos.

En fin, lo único que vemos entre el cielo y la tierra es vapor, humo o agua, que empujados por el calor central de la tierra, son empujados y elevados sobre nuestra esfera compuesta de agua y tierra, a la región del aire, y si pudiésemos percibir las sutiles emanaciones o los sutiles vapores de los cielos, veríamos sus influencias, que descienden desde lo alto a lo bajo, se mezclan y se unen con los vapores terrestres que se subliman en lo alto; pero si no podemos verlos a causa de la debilidad de nuestra vista, los debemos concebir por nuestro espíritu, luego se harán palpables mediante la práctica de la química, y sentir que todo lo que llega al microcosmos, llega también al macrocosmos, y que lo que está arriba es como lo que está abajo.

Podemos también considerar como cierto que la primera materia de este gran mundo es el agua caótica o un vapor reducido en agua, y hay dos cosas a considerar en esta agua universal: una visible, que es el agua, y la otra es el espíritu invisible que le es inherente, de manera que se puede decir que esta agua es doble, es decir, dos cosas en una.

El agua sin espíritu estaría sin fuerza, el espíritu sin agua estaría sin acción, porque hace falta necesariamente que haya un cuerpo para operar las cosas corporales y Dios ha querido que sea el agua el medio mediante el cual este espíritu pueda operar todo en todas las cosas, y que a través de ella, el espíritu pueda penetrar, ablandar, formar y destruirlo todo.Así pues, el agua es el sujeto o el paciente, el cuerpo, la habitación y el instrumento, y el espíritu es el agente que opera todo en ella y por ella, el punto seminal y central de todas las cosas naturales.






martes, 18 de noviembre de 2008

Bibliotheka Antiqva





Un blog que recomiendo sea visitado por todo aquel verdadero amante de los libros que realmente merecen la pena, al menos antes de que sean destruidos en aras de cualquier modernismo feroz.


jueves, 13 de noviembre de 2008

Renacimiento



En la siguiente dirección se puede encontrar una auténtica maravilla cual es una recopilacion de los bocetos y dibujos de Leonardo Da Vinci, el gran genio del Renacimiento.

Renacimiento, renacer, volver a nacer, regenerarse, re (cosa) nacer (que nazca la "cosa" algo), son todos sinónimos que se complementan y explican mutuamente unos a otros. Y es algo muy necesario y mucho más frecuente de lo que podamos pensar o creer ya que a diario nacemos y renacemos multitud de veces, nuestras células están constantemente haciéndolo, también cuando cambiamos de estado de ánimo en cierto sentido es un morir y un renacer, ¿y acaso enamorarse de nuevo no es también un renacer glorioso?.

Todos, seguramente, hemos notado esa nostalgia que nos embarga cuando viajamos y miramos distraidamente el paisaje movible a través de la ventanilla, un "no se qué" que nos hace, sin embargo, sentirnos muy bien: disfrutamos más del viaje en sí que de llegar a nuestro destino.
Renacer, sí, creo que es una buena opción y, en cuanto tenga tiempo y oportunidad, me dedicaré a fondo a ello.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Inteligencia


Si queremos conocer la fuerza del genio humano, leamos a Shakespeare.
Si queremos conocer la insignificancia del saber humano, leamos a sus comentaristas.
William Hazlitt

Hoy en día estamos rodeados de inteligentes: hay expertos hasta para elegir la sopa más adecuada para cada día de la semana. Este tipo de inteligentes modernos son capaces de comentar, explicar y rebatir cualquier argumento, libro, texto sagrado o no, en base única y exclusivamente a sus conocimientos generales o específicos de una materia. Un experto en economía cobra autoridad, si es conocido, para poder hablar de psicología, ética, filosofía, historia, o incluso de cómo ponerse adecuadamente el sombrero (para quien aún lo siga utlizando) en cada ocasión.
Curiosamente, a mayor especificidad en el conocimiento (no digamos ya en el Saber, que seria una incongruencia total) mayor universalidad en la opinión. Porque lo que ocurre es eso, que se opina, simple y llanamente se opina y, como la ignorancia es muy atrevida, tras la primera opinión, que se ve que no solamente no es criticada sino que, además, se vuelve importante y admirada, las demás fluyen libremente sin tapujos ni vergüenza alguna.
Esto ocurre, como no podía ser de otro modo, con los textos sagrados de cualquier cultura y/o tradición y más particularmente con los textos que bajo la rúbrica de esotéricos pululan por doquier. Porque bajo esta etiqueta, "esotérico", se ha configurado un cajón de sastre donde todo vale con tal de que no sea entendible por la mayoría (o por la minoria que los interpreta y opina sobre ellos). Así, en ese mismo cajón encontramos auténticas maravillas, como el Poimandres de Hermes, unidas a verdaderas invenciones, como el denominado Teosofismo de Blavatsky (para diferenciarlo afortunadamente de la Teosofía de Theos - Dios y Sophia, Sabiduría: sobran los comentarios ya en el mismo nombre).
Y es que está de moda opinar, y si no se conoce el objeto de la opinión mejor que mejor. Todos saben de todo y asistimos a un auténtico espectáculo con el tema de la crisis global donde resulta que por un lado todo el mundo sabe cómo ha ocurrido, el por qué y de qué forma podía haberse evitado y, por otro lado, nadie lo dijo antes de que ocurriese, esperándose a después.
Esta forma de opinar, se vuelve lamentable cuando se realiza sobre textos herméticos donde los opinadores filtran en base a sus expectativas, ideas, cuando no prejuicios, todo lo que leen, dejando a un lado el espíritu que guió su creación y composición y centrándose únicamente en su mente racional que desconoce aquella cosas "de las que el corazón entiende".
¿De qué forma podría entenderse si no la afirmación de que todo el universo es mental? ¿La confusión entre mente y pensamiento es tan difícil de discernir? ¿El intelectual moderno, cual computadora con el disco duro lleno de datos es mejor que la idea del intelecto tradicional? ¿Hoy en día cualquiera está por encima de alguien del pasado?
La acumulación de datos no es Saber, de igual forma que la acumulación de ideas no es Conocer.
A mi me gusta mucho más lo fértil que lo estéril, y es por eso que cuando llega a mis manos un texto interesante, escrito desde lo más profundo del corazón y en uso pleno del Intelecto, me vacío cual cisterna y me dejo empapar por lo que allí se diga, en una especie de ejercicio de similitud vibracional que, a pesar de lo que puedan decir los opinadores, me ha producido resultados naturalmente asombrosos.
Así, disfrutando de ese baño, curiosamente se aprende a nadar y a conocer las diferentes especies que viven en este mar.

viernes, 17 de octubre de 2008

Biblioteca Rara

No puedo dejar pasar la oportunidad de recomendar este excelente sitio denominado RAREBOOK.

Contiene digitalizadas verdaderas joyas de la literatura universal y, por qué no decirlo, de la personal también.

Agradecemos su hallazgo a nuestra querida amiga de La Bitácora de Alchemy.

Me permito recomendar el texto de Francesco Colonna titulado El Sueño de Poliphilo, que me gusta especialmente.

viernes, 10 de octubre de 2008

Fijo y Volátil


En el apartado Mezcla de este mismo blog, hablamos muy superficialmente de lo volátil y lo fijo, o lo de arriba y lo de abajo.
Podemos añadir aquí y ahora que lo de arriba y lo volátil serían lo mismo y en principio podrían asociarse al Espíritu, mientras que lo fijo y lo de abajo se asociarían a la Letra. Como este tema daría mucho de sí y queda fuera de nuestro alcance es mucho mejor que un conocedor lo exponga de forma magistral, como es el caso del artículo que añadimos a continuación, escrito por Carlos del Tilo y que es un Capítulo que forma parte del texto "El Libro de Adán: Textos y comentarios sobre las tradiciones hebrea, cristiana e islámica" (Arola Editors, Tarragona 2002), cuya adquisición y lectura completa recomendamos efusivamente. (Algunos artículos pueden encontrarse en la imprescindible página de la revista La Puerta).

"La letra y el espíritu" Carlos del TiloCapítulo de "El libro de Adán: Textos y comentarios sobre las tradiciones hebrea, cristiana e islámica" (Arola Editors, Tarragona 2002).

La letra mata, mas el espíritu [el soplo] vivifica.
II Corintios 3, 6

1. Introducción
¿Qué es la letra? Lo que se traduce por ‘letra’ en el texto griego del Nuevo Testamento corresponde a la palabra gramma, que significa ‘carácter grabado’, ‘carácter de escritura’, ‘texto escrito’; de graphein ‘escribir’. (1) «La letra» es, por lo tanto, el texto escrito compuesto de palabras, que, a su vez, lo están de caracteres o letras. Así, nos puede tentar la idea de comprender esta frase de san Pablo en el sentido de que, si «la letra mata», ésta nos es inútil e incluso perjudicial, y que se la debe rechazar para buscar sólo «el espíritu que vivifica».

Si nos situamos en la mentalidad de la primitiva Iglesia cristiana, vemos que la letra representaba y designaba el texto del Antiguo Testamento, o sea, la Torah de Moisés y los libros de los profetas de Israel. Es, pues, la totalidad de la tradición judía la que aquí está en juego, debido a una época en que la revelación aportada por el Evangelio de Jesucristo se extendió por el mundo grecorromano, es decir, el mundo de los gentiles, extraño por completo al mundo de los hebreos. Esas gentes estaban dispuestas, por naturaleza, a abandonar y rechazar las Escrituras hebraicas, cosa que hicieron algunas sectas cristianas primitivas: debía bastar el espíritu aportado por el Evangelio, literalmente ‘buena nueva’.

Sin embargo, la Iglesia cristiana, siguiendo a san Pablo y a los primeros padres de la Iglesia, nunca ha cedido a esta tentación y ha conservado los libros de la Ley de Moisés y de los profetas como parte integrante del patrimonio cristiano. ¿Por qué? El mismo Jesús no rechazó la letra de la Ley y de los profetas de Israel: «No penséis que he venido a abolir la Ley y a los Profetas; no he venido a abolir sino a cumplir. (2) Pues, en verdad os digo: antes pasarán el cielo y la tierra que una sola iota o un solo trazo (3) de la Ley; hasta que todo no se haya producido [...]. Pues yo os digo que, si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo v, 17-20).

La letra es necesaria y no debe ser rechazada. Es como el soporte del espíritu, del mismo modo que el cuerpo sirve de soporte para su espíritu. Sin el cuerpo, el espíritu no puede expresarse. Los padres de la Iglesia, fieles a la tradición primitiva, han dicho: «El espíritu no está separado de la letra, está contenido y, al principio, escondido en ella. La letra es buena y necesaria porque conduce al espíritu, es su instrumento y su servidora».

Por lo tanto, la letra no puede ser olvidada, pues es como el camino indispensable que conduce al espíritu vivificante.

Pero, entonces, ¿por qué se dice que la letra mata? Jesús, después de afirmar que no ha venido a abolir la Ley y a los profetas, añade: «Pues yo os digo que, si vuestra justicia no supera a la de los escribas (4) y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». Y Orígenes, en su Comentario al Evangelio de san Mateo, explica: «No es a causa de la Ley [es decir, de la letra], en la que según parece creían, que los fariseos no eran la plantación del Padre, sino a causa de su mala interpretación de la Ley y de sus textos». (5)

La letra mata si la entendemos en sentido carnal, es decir, con nuestra inteligencia de hombre caído, con nuestra comprensión razonable basada en nuestros sentidos embrutecidos por la caída original, privados o desconectados del Espíritu de arriba. Esta inteligencia sólo nos proporciona una comprensión histórica, moral o social, o sea, carnal de la letra profética; por eso mata, pues el espíritu que le da el verdadero sentido no la vivifica. Por eso morimos como esclavos en la tierra de exilio.

Esta óptica no ha dejado ver a los fariseos que Jesús confirmaba la Ley de Moisés, a la que se vinculaban, y que estaba ahí para cumplirla. Es esta misma perspectiva la que empuja a los actuales fariseos a clavar a Jesús en la cruz de la historia y a transformar su enseñanza en preceptos morales o sociales. Es esta misma interpretación la que conduce a los razonables de todos los tiempos a rechazar y condenar a los profetas y su enseñanza en nombre de la antigua tradición, siendo esta misma, la que los profetas realizan ante sus ojos de ciegos.

Está escrito en el Evangelio de san Juan: «En efecto, si creyeseis en Moisés, también creeríais en mí, pues es de mí de quien él ha escrito. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?» (Juan v, 46-47). Así pues, toda Escritura inspirada posee una letra y un espíritu. La verdad está en la forma de leerla: Si se lee el Antiguo Testamento bajo la óptica mesiánica, se está leyendo el Nuevo Testamento; pero si se leen los Evangelios con el corazón de los escribas y fariseos, se está leyendo el Antiguo Testamento, es decir, la ley, la letra muerta. El Nuevo Testamento no añade nada a las restantes Escrituras, y «si se comprende espiritualmente el Antiguo Testamento, éste no difiere en absoluto del Nuevo», como decía un padre de la Iglesia llamado Hervé du Bourg-Dieu. (6) Cada Escritura se transmite por medio de una letra diferente a la de las restantes Escrituras, y sólo las une el mismo espíritu vivificante que ilumina a todas ellas. Jamás un profeta contradice a otro profeta.

Cuando se logra leer lo mismo en todos los libros inspirados, se está leyendo en el libro natural. «Éste es el libro que se encuentra dentro del hombre» y que se descubre según la forma de leer los libros inspirados. Por ello en el Zohar se encuentra este comentario: «¿Por qué está escrito: “en el libro” y no “en la Torah”? Respuesta: Aquí hay un elevado secreto, a saber, que hay un lugar para el Santo-bendito-sea llamado Libro. Esto es lo que está escrito: (Isaías xxxiv, 16). “Buscad en el libro de iave y leed, ya que toda la fuerza y el poder de las obras del Santo-bendito-sea dependen de este Libro y emanan de él”». (7)

El objeto de la Gran Obra de los sabios, a lo que llaman su Rebis, (8) parece ser doble, dos cosas en una: una materia fija que, como la letra, es inútil por sí misma si no está unida a su volátil, que es como su espíritu. Ambos deben ser unidos como el hombre y la mujer, como el cielo y la tierra, para producir al Hijo triunfante, la Piedra victoriosa.

Este objeto reposa en el pesebre de Belén, donde es contemplado por los Magos. Por ello, Rupert, otro padre de la Iglesia, afirma: «Dios ha reunido toda la universalidad de las Escrituras, toda su palabra, en el seno de la Virgen». (9)

El conocimiento de este objeto es un don de Dios, es la adoración de los magos y de los pastores, únicos poseedores de la inteligencia de los libros santos; porque este objeto es «pasado», «presente» y «futuro». En El Mensaje Reencontrado parece que se hace alusión a este Rebis, cuando se dice: «Si habéis encontrado la unidad del Único, romped las páginas del libro y dejadlas volar al viento canturreando una alegre canción. Si no, no las abandonéis ni de día ni de noche hasta que penetren vuestro entendimiento y os conduzcan al lodo que no moja ni mancha nada» (XXIII, 57-57’).

«El reino de los cielos es el conocimiento de las Escrituras», decía Beda el Venerable, en el siglo VII. (10) El hombre, exiliado del reino de los cielos, (11) siempre tiende a interpretar la enseñanza literal de la Escritura en un sentido conforme con su naturaleza caída y no según el verdadero sentido de la letra vivificada por el Espíritu. «Por eso, todo escriba convertido en discípulo del reino de los cielos se parece al dueño de una casa, que toma de lo nuevo y de lo viejo (12) de su tesoro» (Mateo xiii, 52).

Está escrito en El Mensaje Reencontrado: «Ninguna palabra de una santa Escritura contradice, de hecho, la palabra de otra santa Escritura. Así, Dios aparece múltiple en persona, pero es, sin embargo, único en acto y en reposo, siendo el Ser por excelencia, es decir, el Primero y el Último en todo. Debemos, pues, conocer todas las santas Escrituras y estudiarlas hasta que hayamos descubierto la identidad primera y última de la palabra inspirada. Pensar en Dios y meditar sobre su creación es rezar y alabar a Dios». (XV, 50-50’).

2. Los cuatro sentidos de la Escritura según los cabalistas hebraicos
En hebreo, ‘Paraíso’ se escribe PaRDeS, literalmente: ‘vergel de naranjos’. Dicha palabra se emplea como una abreviación de las cuatro interpretaciones de la Torah, es decir, la Ley de Moisés. Cada consonante de esta palabra indica una de sus interpretaciones: P de Pechat: el sentido literal / R de Remetz: el sentido alegórico / D de Deracha: la interpretación talmúdica (las reglas de conducta) / S de Sod: el sentido secreto. Por lo tanto, el Paraíso es para los cabalistas la unión de los cuatro sentidos en el último, el sentido secreto.

3. Los cuatro sentidos de la Escritura según los padres cristianos de la Edad Media (12)
«Littera gesta docet, quid credas allegoria, moralis quid agas, quo tendas anagogia. ‘La letra enseña la historia: la alegoría, lo que tú crees; el sentido moral, o tropológico, (13) lo que tú haces; la anagogía, (14) hacia lo que tú tiendes’. Este célebre verso, citado por Nicolás de Lyra en el siglo XIV, resume toda la exégesis de los padres de la Iglesia.

De estos cuatro sentidos se debe decir, al igual que un viejo autor de los cuatro grados de la contemplación, que están unidos entre ellos como los anillos de una misma cadena [...]. Y que cada uno de ellos posee su propia fuerza propulsora, de tal forma que uno lleva al otro. La palabra de la historia consumada por el sentido de la alegoría, y, a su vez, los sentidos de la alegoría inclinan por sí mismos al ejercicio de la moralidad. Se pasa, por un movimiento natural y necesario, de la historia a la alegoría, y de ésta a la moralidad. La alegoría es, en realidad, la verdad de la historia; esta última, por sí sola, sería incapaz de consumarse inteligiblemente; la alegoría lo hace, dándole todo su sentido.

El misterio que la alegoría descubre de este modo abre un nuevo ciclo, que al principio sólo es esto, un comienzo; para ser él mismo, de forma plena, necesita realizarse doblemente. Empieza por interiorizarse y producir su fruto en la vida espiritual, sobre la cual trata la tropología; después, esta vida espiritual debe abrirse al sol del Reino en este fin de los tiempos que es el objeto de la anagogía [...]. Cada sentido tiende al otro como a su propio fin. Por lo tanto, son varios, pero forman uno sólo». (15)

4. La letra y el espíritu en la tradición islámica
En su obra dedicada al Islam iraní, Henry Corbin escribe lo siguiente: «La exégesis simbólica espiritual se dedica a la conservación simultánea de la letra, el zâhir y de su sentido oculto, el bâtin. De este modo, la apariencia literal se convierte en la transparencia de otro mundo; esta transparencia sólo se produce a través de la pantalla de la letra.

Los libros santos describen acontecimientos en los que la “gesta exterior”, es decir, la historia, el zâhir, se presenta como si hubiese sido realizada en el pasado; ponen en escena los personajes, hechos y gestas, figuras del pasado. Sin embargo, es necesario que estos acontecimientos y estos seres tengan un sentido distinto del que tendrían si figurasen en un libro profano. Si tienen un sentido para la vida y muerte del que lo lee, es que no son, simplemente, acontecimientos del “pasado” registrados en libros de crónicas.

Mohammad Bâgir, (V Imâm, muerto en el año 733) manifestó con energía a sus familiares: «Si la revelación del Corán sólo tuviera sentido en relación con el hombre o grupo de hombres en motivo de los cuales fueron revelados tal o cual versículo, entonces, hoy en día todo el Corán estaría muerto. ¡Pero no es así! El Corán, el Libro santo, está vivo, jamás morirá: sus versículos se cumplirán en los hombres del futuro, como se han cumplido en los del pasado”». (16)
La exclamación de Nietzsche «Dios ha muerto» sólo anuncia la muerte de quien la profiere.

NOTAS
1. Notemos que ‘gramo’ (unidad de peso), curiosamente, proviene de la misma palabra; es el scrupulum, latino, (vigésimo cuarta parte de la onza), que significa ‘piedra pequeña’.
2. En algunas ediciones se traduce por ‘completar’. Sin embargo, la palabra griega aquí empleada significa ‘rellenar’, ‘realizar’, o sea, ‘cumplir’.
3. En hebreo, la letra iod, traducida al griego por iota, es la más pequeña de las letras hebraicas. Un trazo que es un acento o una parte de la letra.
4. En griego, grammateus, de gramma: ‘letra’. En hebreo es sofer, del verbo safar, ‘escribir’. Los escribas se dedicaban, especialmente, al estudio y la interpretación de la letra, es decir, de la Ley mosaica.
5. Orígenes, uno de los más grandes exégetas o comentaristas cristianos, nació en Alejandría el año 185 y murió en Tiro el año 253.
6. Citado por H. de Lubac en su obra L´exégese médiévale. ed. Aubier-Montaigne, París, 1959, t. i, p, 336.
7. Zohar II, 56ª.
8. En latín significa ‘cosa doble’.
9. En De Spiritu Sancto, citado por H. de Lubac en su obra L’Écriture dans la Tradition, ed. Aubier-Montaigne, París, 1960, p 234.
10. Citado por H. de Lubac en su obra L´exégese médiévale cit., p. 196.
11. «El reino de los cielos» parece corresponder a lo que representa malcut, la última de las sefirot.
12. «De lo nuevo y de lo viejo»: la nueva revelación y las antiguas revelaciones.
13. Del griego tropos: ‘dirección’, ‘manera’. Por lo tanto, el sentido moral es el que concierne a la conducta y a la acción en la vida espiritual.
14. Anagogía, en griego, significa ‘que conduce arriba’. Este último sentido corresponde al del secreto de los cabalistas.
15. H. de Lubac en su obra L’Écriture dans la Tradition, cit., pp. 276-279.
16. H. Corbin, En Islam Iranien, vol. i, pp. 153 y 133.Fuente: http://www.arsgravis.com/detall.php?id=150

lunes, 29 de septiembre de 2008

Diosa



Atenea, también conocida como Minerva, según la mitología elegida, es una diosa que me cae muy bien. Puedes conocer su historia aquí.
Es la diosa de la Sabiduría y por eso siempre iba a compañada de una ágil lechuza, también lo es de la guerra justa y de la estrategia. Jamás conoció consorte y por eso se la suele denominar añadiéndole el apelativo "Partenos".
Es decir, podemos decir que es una diosa interesante, casta, honesta y sabia, generadora o alumbradora de héroes; casi como si dijéramos que es la diosa que se necesita hoy en día donde los dioses son susituidos por los mortales vulgares y donde los héroes suelen ser peores que los villanos que pretenden combatir.
Permanecer virgen hoy en día, sin que este comentario tenga nada que ver con la castidad sexual, es sumamente difícil ya que constantemente somos bombardeados por la promiscuidad intelectual, se nos ofrecen palabras prostituidas y se comercia con el honor, la lealtad, la confianza, la amistad, la opinión y la vida, cualidades que todo buen jardinero celeste debería guardar como oro en paño.
Quizás en otro momento comentemos sobre el aspecto hermético de esta noble y bella diosa, y su vertiente alquímica, pero hoy no es el día ya que las musas están ausentes y para hablar de lo divino hace falta precisamente esa inspiración de tan arriba.
Terminamos con este breve relato que Plutarco nos dejó para deleite y mejor instrucción:

Un caso maravilloso ocurrido mientras se construían dio indicio de que la Diosa, lejos de repugnar la obra, tomaba parte en ella y concurría a su perfección. El más laborioso y activo de los artistas tropezó y cayó de lo alto, quedando tan maltratado que le desahuciaron los médicos. Apesadumbróse Pericles, y la Diosa, apareciéndosele entre sueños, le indicó una medicina con la cual muy pronta y fácilmente le puso bueno. Por este suceso colocó en la ciudadela la estatua de bronce de Atenea Higía junto al ara, que se dice estaba allí antes. Fidias hizo además la estatua de oro de la diosa, y en la base se lee la inscripción que le designa autor de ella.
Plutarco, Vida de Pericles xiii.8.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mezcla



El Anfiteatro de la Eterna Sabiduría, obra que creo aún no está traducida al castellano, posee una belleza tal, tanto por sus grabados, hermosísimos, (puedes verlos aquí La Bitácora de Alchemy) como por su texto, hermoso, exacto y sobre todo piadoso, cualidad esta última a veces menospreciada por quien se acerca con paso superficial a esta noble Arte, que no deja a nadie indiferente, sea profano o entendido en esta Ciencia.

A mi, me ha despertado algunas consideraciones que ahora expongo para crítica común:

Todo lo existente aquí abajo aparece mezclado, (podemos decir, que compuesto en un cierto caos)no hay blanco sin negro, luz sin oscuridad, día sin noche y hombre sin mujer: la electricidad funciona porque hay dos polos, las estaciones y sus ciclos permiten que la fertilidad ejerza su función.

Es decir, la generación exige el uso de "dos", ya que todo es doble. Por eso el grabado que acompaña esta breve anotación aparece dividido en dos partes bien delimitadas, una que podemos denominar de Oratorio y otra donde se Labora, que, unidas, formarían el Lab-Oratorio; aunque aparentemente serían dos lugares contrapuestos, si prestamos atención, ocurre algo diferente.

Es normal que tendamos a mirar superficialmente todo lo que enfocamos con nuestra mirada y, además, el cerebro busca siempre identificar lo que ve con lo conocido por lo que a veces para ver algo más allá de lo aparente, necesitamos realizar un esfuerzo. Si no somos perezosos podemos comenzar por hacerlo con este emblema donde, tras la aparente oposición se encuentra cierta unidad: desde el centro parte una línea de fuga que informa que todo el conjunto tiende hacia un único punto central: de esta forma, la perspectiva del grabado nos da la pista necesaria, que, en este caso, como no puede ser de otra forma, informa que todo tiende al Uno, por medio del Dos.

Esto podría hacer pensar rápidamente que el autor nos esta diciendo que se trata de algo místico, de algo sublime, espiritual, superior, ya que sólo Dios es Uno (ciertamente, es una explicación parcial y válida), pero, como hemos visto anteriormente, no ocurre la cosa así por estos lugares y cualqueir imagen así formada hay que contemplarla de manera más holística.
La letra sin el espíritu está muerta, las consonantes sin las vocales no tienen sentido, por lo que podemos afirmar sin rubor que hace falta ese doble uso, esa doble operación para poder encontrar lo prometido. Hace falta, si se me permite la expresión, espiritualizar lo fijo y corporificar lo volatil, y ésto sería muy largo para desarrollarlo en este humilde espacio.
El texto mezcla a propósito el cristianismo con la cábala bajo un prisma alquímico, combinación, una vez más, propia del Renacimiento. Así, muchos autores reclaman esa unidad entre Alquimia y Cábala, bien entendida esta ultima, no logrando diferenciarse a veces donde empieza una y termina la otra, conformando en ciertos textos una sola cosa.

Quien quiera profundizar algo más sobre este tema y este tratado altamente recomendable, puede consultar un excelente artículo aquí.

Espero que resulte de provecho

martes, 22 de julio de 2008

Curiosidad



Én la imagen puede observarse a un Jardinero ejerciendo su más patente cualidad, es decir, la curiosidad, bien entendida, por supuesto.
La Naturaleza es tan vasta y desconocida, pero a su vez tan sencillamente asequible que tan sólo el que está acostumbrado a mimarla, estudiarla, cuidarla, seguirla y amarla, con suavidad y humildad, es capaz de verla en todo su esplendor.
Todo tiene sus ciclos y nuestra querida naturaleza no iba a ser menos. Al día le sigue la noche y a ésta de nuevo el día, invariablemente. A la primavera, el verano y al otoño el invierno. Lo que ocurre es que a fuerza de repetirse se nos ha vuelto, por así decirlo, tan habitual, que nadie se fija ya en esa maravilla cotidiana, extrapolable incluso a nosotros mismos ya que, a la inspiración le sigue la expiracion y a la vigilia el sueño, por poner un sencillo ejemplo.
Elegir una buena tierra, limpiarla, prepararla, volverla apta y plantar en ella la semilla adecuada son tareas sencillas pero que se vuelven complicadas por la falta de humildad que, curiosamente, comparte raíz con "humus" y también con "hombre". Se nos olvida lo importante puesto que sin una base adecuada y su correspondiente siembra no tendremos fruto y entonces nos quejaremos de la falta de alimento.
En la imagen, el jardinero está ejerciendo su curiosidad, asomándose más allá de los limites de su terruño particular. Esto sólo es posible porque tiene su campo bien cultivado, soleado, fresco y puro, donde conviven el dia y la noche en perfecta armonía.
De mayor, me gustaría ser un jardinero así aunque, de momento, me tendré que conformar con que no se me pierda la higuera que planté no hace mucho. La cuido tumbándome a su fresca sombra y perdiendo la mirada en sus hojas, sin prisas, pero sin pausa, respetando su ritmo y agradeciendo su ropaje, que sólo quien ha pasado largas hora a pleno sol sabrá reconocer y disfrutar.

jueves, 3 de julio de 2008

Una Idea

Hoy, viajando en transporte público, aventura que recomiendo a cualquiera que desee recibir una gran dosis de humanidad, he tenido una experiencia cuando menos curiosa que procedo a relatar a continuación y que me ha proporcionado una serie de ideas y meditaciones no menos curiosas que también añado:

Esta mañana, temprano, iba subiendo unas escaleras, en compañía de un un grupo surtido y variado de congéneres en número no inferior a 50, cuando en cierto momento he visto otro grupo no menos numeroso que las bajaba, en igual sentido pero en direccion contraria. Por unos instantes, mi discurso mental, que a esas horas suele ser torpe y lento, ha desaparecido por completo y he percibido a ambos grupos en su totalidad, como una unidad y no como entes individualizados. Es decir, les he visto subir a todos a la vez (cosa fácil de lograr simplemente intentando desenfocar algo la mirada) oscilando arriba y abajo en una especie de vaivén cadencioso que seguía un cierto ritmo; lo mismo ha ocurrido con el grupo que bajaba. La experiencia ha sido interesante y me ha servido para preguntarme y deducir ciertas cosas como las siguientes:

  • Por encima de la aparente individualidad, existe una conexión grupal o cuando menos "masal" (se me permite la expresión porque me la autorizo yo mismo), que aporta una sensación de pertenencia a una misma esencia aún cuando los ropajes sean variados y diferentes en cada caso.

  • Nuestra pequeña mente, enfrascada en sus intrincados laberintos intelectuales (o no) raramente permite que percibamos algo más que lo que se nos pone delante de nuestra vista.

  • Cuando por algun motivo deja de ejercer ese control, la percepción parece que es diferente, de unidad, de conjunto.
  • Sería algo así como el mar, que a simple vista parece una masa homogénea pero que visto al detalle está formado por millones de gotas individuales, separadas entre sí una de otra distancias a veces inconmensurables.

Me ha proporcionado alegría enorme darme cuenta que en realidad no hay soledad, pero también debo decir que me ha durado el tiempo justo en que la percepción grupal ha desaparecido y ha sido sustituida por los empujones, codazos y roces habituales.

Es la vida.

martes, 24 de junio de 2008

El Solsticio


La representación de Jano concuerda perfectamente con el día de hoy, 24 de Junio, San Juan y solsticio importante, ya que el gran Ovidio atribuye a éste dios bifronte la función de "custodio del universo".

A mi, particularmente, me gusta mucho esta representación de dos caras, que no de doble cara, ya que, en el curso de mis descansos rurales me he dado cuenta que al día le sigue la noche y la noche el día, al frio el calor, a lo seco lo húmedo, a lo material lo espiritual, lo cual ha sido interpretado como una especie de dualismo por aquellos que no sestean al abrigo de un buen árbol pero que, en realidad, no son sino las dos caras de una misma moneda, sin las cuales, faltando solamente una, la propia moneda no existiría; y, como ella, adopta en realidad una excelente y excelsa forma circular.

Esto lo he podido comprobar realizando un curioso experimento: váyase uno a un lugar recogido, solitario, pero abundante en compañía pequeña, entiéndase, animalejos de todo pelo y condición pero de tamaño mínimo, lo suficiente para poder realizar la operacion objeto de estudio.

Una vez convenientemente situado, cójase uno de esos compañeros, tal como una tortuguita si el lugar es húmedo o un escarabajo si es algo más seco y obsérvesele por uno de sus lados; a continuación désele la vuelta y prosígase con la observación minuciosa y detallada pero, esta vez, por el otro lado; ¡cuidado¡ no confundir ambos pues se perdería un tiempo precioso.

A continuación, permítasele continuar con su camino y adóptese una postura de reflexión seria y circunspecta.

De ello saldrán admirables conclusiones.

En mi caso, noté que ambos lados formaban parte del mismo ser y que si lo dividía en su justa mitad , el ser dejaba de moverse, de existir. Ello me hizo pensar lo siguiente: "si todo fuese día o todo fuese noche, quizás todo desaparecería, al menos tal y como lo conocemos", posibilidad que, viendo los tiempos que corren, resulta cuando menos atrayente.

Es por eso que Jano, y sus solsticios, porque son dos, me atraen enormemente, ya que para los romanos Jano era el dios de las puertas, exactamente de las dos puertas del año, la del infierno o verano y la de los dioses o invierno. Esto lo podemos ver también en el cristianismo donde hay, asimismo, "dos San Juan", el Bautista, que se celebra el 24 de junio (solsticio de verano), y el Evangelista, que se celebra el 27 de diciembre (solsticio de invierno).
En definitiva, que saber que se es doble pero sin perder la unidad esencial, es algo que me gusta, y sobre lo que intentaré volver en otra ocasión en que pueda extraer más conclusiones, ya que, de momento, los animalejos no se acercan a mi; no se si tendrá algo que ver su observación de los experimentos realizados con sus compañeros. Creo que tendré que ganarme de nuevo su confianza porque, en caso contrario, la ciencia verá cómo una de sus más prometedoras aportaciones no seguirá su curso.

martes, 17 de junio de 2008

Meditando


De esta guisa es cómo hago para meditar en mis retiros rurales. Siempre busco un lugar tranquilo, algo escondido donde, a veces, incluso llega a sorprenderme la noche. Es cierto que puede parecer algo retirado pero en realidad se encuentra muy cercano o, al menos, a mí así me lo parece.
Me siento confortablemente entre las dos paredes de una hendidura que me sirve de protección contra el viento y el fuego del sol que intentan desde arriba alcanzarme y, aunque busco soledad, como se puede apreciar ésta es dificilmente posible debido a que, no me digáis ni porqué ni cómo, siempre me aparece compañía, bien en forma de alguna que otra ave que acude a picotear las posibles migajas que pudieran desprenderse de mi solaz esparcimiento, bien en forma de alucinación católica con ángeles que me guardan por arriba.
Lo que nunca falta es un hermoso cielo estrellado que me sirve de inspiración y guía en mis pensamientos. Estos son diferentes, abundantes y, a veces, inexistentes, pero siempre me producen la impresión de que el cielo se encuentra más cerca de la tierra de lo que pensamos y la tierra más cerca del cielo de lo que vemos, como si ambos fuesen una sola cosa separados por una distancia que debido a nuestra incapacidad apreciamos como enorme pero que de seguro es mucho menor que la que pueda haber entre la flor de una planta y sus raíces.
Me gusta pensar que las estrellas son los ojos del cielo nocturno, con los que me mira y observa con cariño, ternura y, de seguro, infinita paciencia en mi labor poco cuerda de intentar pasar el máximo posible en la más completa y absoluta inactividad.
Finalmente, no hay que olvidar llevar un buen manto que cualquier jardinero celeste que se precie debe poseer en perfecto estado de conservacion.

miércoles, 4 de junio de 2008

La amistad



Aquí estoy con un buen amigo, de los que ya no quedan, realizando una agradable y provechosa excursión. Vimos a esta dama paseando tranquilamente y un no se qué nos impulsó a seguirla inmediatamente, tarea en la que aún estamos ya que no piense nadie que se deja atrapar por cualquiera.

Como es natural yo soy el último que se ve al final de la imagen, llevando penosamente un farolillo que apenas ilumina el camino y andando trabajosamente, necesitando incluso del apoyo de una vara para poder seguir a mi amigo que, incansable, no pierde de vista las pisadas de la noble señora también con un farol pero, evidentemente, mucho más potente que el mio.

Al principio del paseo le tomé como un buen guía del camino, no obstante él conoce muy bien esta senda: sabe dónde están los desvíos, los acantilados por los que poder despeñarse, y, sobre todo, conoce a la perfección las huellas que va dejando la moza, por lo que siempre pensé que podía aprender y mucho y le tomé como profesor de excursiones naturales.

Luego, en las breves charlas que nuestro caminar nos permite mantener, llegué la cuenta de que no es así, como lo había pensado, ya que ambos surcamos el mismo camino, seguimos idénticas huellas y ambos, asimismo, caminamos en soledad, a pesar de que nos acompañe toda la creación en nuestra aventura.

Qué hermosa es la amistad sincera, honesta, fiel y eterna, tanto como escasa, lo cual ya es decir mucho. Por eso, sería de tontos no tomarla cuando se ofrece, independientemente de nuestras disquisiciones, ideas preconcebidas o alegorías mentales de cómo debe ser.

Así la he tomado y así la mantengo; además, el camino siempre se hace más agradable y transitable pudiendo compartir pan, vinagre y vino, lo cual, desde hoy me he propuesto hacer.

Descansando

Este soy yo en pleno desarrollo de mis actividades verdaderamente importantes. Lo cierto es que me costó bastante reproducirme de esta manera puesto que la forma de trabajar y al mismo tiempo retratarme requiere de una gran destreza y habilidad, impropias de todo buen amante de la naturaleza.

Lo cierto es que refleja perfectamente cómo paso el tiempo cuando descanso en el campo, tras la labor realizada. Se que será objeto de críticas pero en realidad éstas solamente serán fruto de la envidia cochina por no poder dedicarse a un trabajo tan edificante como el que la imagen representa.

Pero ahí está el error, ya que cualquiera, con una buena disposición, eso sí, es capaz de lograr reproducir semejante tarea.

Además, para el fino observador resultará del todo evidente que mientras uno está descansando el resto de la naturaleza que le acoge y acompaña sigue su trabajo: el sol está iluminando y dando el calor a sus campos, el agua sigue su curso y el ruidoso silencio de la naturaleza no para de sonar.

Como no me había visto antes así, no había caido en la cuenta de la placidez tan enorme que emana y se me ocurren varias cosas que guardaré para otra mejor ocasión, pero entre las cuales, no ocupa bajo lugar la de que el abandonarse, el adoptar la pereza creativa, solamente puede parecer inútil a quien no tiene ojos para ver.

Todo sigue su curso mientras uno se repone y deja que se hagan las maravillas del mundo. Tan sólo hace falta eso, un buen abandono y un algo de humildad.

jueves, 29 de mayo de 2008

El Árbol



He comentado en diferentes momentos que lo que más placer me causa (o al menos uno de los más exquisitos para mi) es abandonarme a la naturaleza tumbado o recostado sobre un buen árbol en un campo verde y frondoso.

Y, fruto de esa experiencia de inactividad total y plena, he tenido muchas oportunidades de observar mis asientos arbóreos desde perspectivas varias, lo cual me ha sugerido abundantes a la par que provechosas meditaciones al respecto.

El árbol es un ser curioso que a mi se me asemeja un cierto pariente de la Sabiduría. En concreto me gusta llamarle Hermes o Mercurio, sea el árbol que sea ya que este semidios era el mensajero o intermediario entre los dioses y los humanos, lo cual equivale a decir entre el cielo y la tierra.

Así, el árbol, cual remedo mercuriano, intenta con su copa tocar el cielo mientras hunde sus raíces en lo más profundo de la tierra. Es como las dos caras de la moneda: si falta una, pierde todo su valor.

Creo que el árbol es inteligente, sí señor, sabe elegir lo mejor de cada casa y no hace desprecios ni arriba ni abajo, tomando lo que le es útil y aprovechándolo para su propio placer y beneficio, pero, eso sí, devolviendo el favor generosamente en forma de frutos y semillas que repartan su dote.

A veces, me apetece abrazar a mi árbol, profunda y sosegadamente, sin prisas, disfrutando de su amable contacto. De hecho quien así me ha visto ha huido rápidamente pensando en mi locura porque, al fin y al cabo, podrá pensar que es mucho mejor abrazar a alguien más cercano. Pero es que a mi, en realidad, me parece más cercanísimo un árbol que muchos próximos, puesto que el comer su fruto surgido de su semilla en realidad es como alimentarse del propio árbol, y eso equivale a tomar lo mejor de cada casa con cada bocado.

¿Cabe más generosidad?

miércoles, 21 de mayo de 2008

El Jardín

Es curioso como de la negrura propia de la Melancolía pueda surgir la blancura de la delicia. Como paso la mayor parte del tiempo sentado o tumbado sobre la verde pradera, pues a veces se me pasa tan deprisa el tiempo que, cuando quiero darme cuenta, ya es de noche y claro, uno lo ve todo negro, así, como de repente.

Afortunadamente, luego viene el día y la luz surge por sí misma de esa oscuridad. Y, claro, con tanta luz repentina, lo menos que se pueden ver son alucinaciones varias y, de entre todas las percibidas, me quedo con ésta que el Bosco tuvo en su momento y que a mi, por qué no decirlo, me gusta.

Me recuerda muy mucho a la numerosa prole que habita el jardín donde la locura se convierte en cotidianeidad de tal suerte que, paradójicamente, los cuerdos al ser minoría parecen los locos y los locos se convierten en cuerdos por simple mayoría.

Creo que a la vista de lo dicho, me gustaría quedarme entre los no cuerdos, quizá simplemente por eso de llevar la contraria.

lunes, 19 de mayo de 2008

La Melancolía


Ayer, mientras escarbaba en un terruño pequeño pero grande a la vez, al ver su interior no pude por menos de comenzar a sentirme melancólico.
Dicen que la melancolía significa algo así como un "humor negro", ya que proviene del griego Mélan (negro) y de colh (bilis). En ese caso sería algo así como estar dominado o completamente lleno de esta negrura deprimente que, como debiera saber, no puede sino traer tristeza y bajo ánimo, enemigos naturales de cualquier observador y agricultor que se precie.
Quizá me atreva a elegir la definición que Enrique Cornelio Agripa de Nettesheim hizo al establecer tres tipos de melancolía, quedándome con el denominado "I" o Melencholia Imaginativa. Esta, al parecer, predomina en los artistas y se caracteriza porque la imaginación domina a la mente-razón.
Creo que deberé sobreponerme a este humor oscuro mediante grandes dosis de alegría y quizás, de todo ello, decida mirar hacia lo alto, arriba, para contemplar un hermoso paisaje donde poder perderme hasta que por sí solo se evapore y pueda decidirme a cultivar y cuidar una nueva tierra que me sea más propicia.
Son las cosas que tiene el campo, que limpias, preparas, cuidas, riegas y esperas con ilusión y luego, la naturaleza, decide si en lugar de uvas te da nueces; claro que estas últimas, las nueces me refiero, son alimento seco y feliz para el cerebro por lo que a lo mejor me compro un par de kilos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

La Abstracción

No hay nada mejor para abstraerse como silenciar nuestros sentidos y estar atentos a lo que queda.

Como esa es tarea dificil donde las haya, en mi caso, suelo recostarme bajo un frondoso árbol, me gustan mucho las higueras, y ahí cierro los ojos dejando todo el protagonismo al oido. La música que puede descubrirse es pasmosamente hermosa y creo que no cambiaría nada por esos momentos de solaz y sosiego.

Cuando el campo no está disponible pues entonces no queda nada mal dedicarse a escuchar con deliete alguna de las piezas que pueden encontrarse en el siguiente enlace:

http://www.epdlp.com/operas.php

Las hay hermosamente desconocidas y otras conocidamente hermosas.

En todo caso, dependerá, como siempre, de si uno tiene el espíritu presto a estos placeres sencillos.

viernes, 18 de abril de 2008

Lo de Arriba

Siempre me ha admirado cómo de un simple gusano puede, en la oscuridad, producirse y generarse un hermoso ser alado. Al mirar cómo se realizan las asombrosas transformaciones en el terreno de cultivo donde a partir del sacrificio de una simple y humilde semilla puede aparecer el árbol más frondoso, mi asombro fue in crescendo.


Karl von Eckarthausen. CATECISMO DE LA QUÍMICA SUPERIOR

Para probar la analogía de las verdades naturales
Con las verdades de la fe
Por un adorador de la religión y de la naturaleza
Cuyo número humano es 15.
Dedicado a quienes son capaces de la luz.

Pregunta: ¿Quién eres tú?
Respuesta: Soy un hombre que conoce la luz y que comulga con ella.
P. ¿y qué tipo de hombre es ese?
R. Es todo aquel hombre que después de haber reconocido la luz ha sido iluminada por ella, comulgando enteramente con ella; es todo aquel hombre que sabe y practica todo aquello que la vieja y auténtica comunidad de la luz siempre supo y practicó, estuviera o no estuviera escrito en el libro de la luz.
P. ¿A través de que signo se reconocerá a un hombre que comulga con la luz?
R. A partir de un hecho: él conoce en la naturaleza el signo de la cruz, el gran símbolo de la fuerza de disociación, de la separación de lo puro y de lo impuro, de lo perfecto y de lo imperfecto, evitando los errores y falsos trabajos que con unanimidad rechazan los maestros verdaderos de la auténtica comunidad de la luz.
P. ¿cómo se designa al que comulga con la luz de la naturaleza?
R. A través del gran signo de la cruz de la naturaleza (+), signo de la gran fuerza de disociación. Todo lo dice y emprende en el nombre o según los atributos del fuego, de la luz y del espíritu, de tal manera que todo lo conduce hacia su Amén, esto es, hacia su culminación.
P. ¿Cuántos capítulos relativos a la auténtica comunidad de la luz ha de conocer todo aquel que comulga con la luz?
R. Hay cinco capítulos: el primero concierne a la convicción verdadera y a la fe, o adhesión a la luz. El segundo consiste en los siete medios para obtener la luz. El tercero son los diez mandamientos de la luz. El cuarto es el conocimiento de la forma pura que recibe y de la fuerza creadora que actúa. El quinto es la ciencia de la disociación de la luz.

CAPÍTULO PRIMERO
De la comunión con la luz

P. ¿En qué consiste el capítulo primero de la doctrina auténtica de la luz?
R. En la comunión con la luz y el conocimiento de ella, pues sin esta comunión y este conocimiento no es posible hacer actuar una fuerza ni realizar o culminar cualquier cosa.
P. ¿En qué debe creer y con qué debe comulgar cada hijo de la luz?
R. En todo aquello que han escrito y enseñado lo hombres de la luz en los 12 artículos de la auténtica comunidad de la luz.
P. ¿Cuáles son los 12 artículos de la auténtica comunidad de la luz?
R. 1. Comulgo y creo en una fuerza creadora del fuego, de la que nacieron el cielo y la tierra, el extensum y el concretum a partir de lo fijo y lo volátil. 2. Comulgo y creo también en una luz producida por la fuerza del fuego, luz maestra del universo o fuerza todopoderosa de la naturaleza. 3. Esta luz pura que emana del fuego es recibida por el espíritu más puro y ha nacido de la forma más pura. 4. Y con todo, deberá sufrir en el reino de lo impuro, ha sido disociada, mortificada y sepultada bajo tierra. 5. Entonces la luz desciende a lo más profundo de la materia y al cabo de tres épocas, esto es, tres reuniones de tres fuerzas espirituales con tres formas purificadas, es rectificada y de nuevo hecha viviente. 6. Se eleva hasta la suprema perfección en tanto fuerza de luz brillante del fuego todopoderoso. 7. Y después de haber adquirido esta suprema perfección, es capaz de devolver la vida a lo que está muerto y de tornar perfecto lo imperfecto. 8. Creo en el espíritu de la luz que emana del fuego y del calor y lo conozco. 9. La santa, universal y verdadera comunidad de la luz, asociación y unión de cuantos son capaces de la luz. 10. La abolición de las enfermedades y de la miseria. 11. La renovación de nuestro ser. 12. Y la felicidad suprema de la vida.
P. ¿Cuál es la principal pretensión de estos 12 artículos?
R. La principal pretensión es que, quien sea capaz de la luz, siga las leyes de la luz, que reconozca por la razón y que practique por la voluntad, a saber, que no existe más que una sola fuerza universal, en una sustancia y esencia, y al mismo tiempo triple en su evolución: fuerza del fuego en tanto fuerza creadora, fuerza de la luz en tanto que fuerza unitiva y fuerza del espíritu , emanando del fuego y de la luz, en tanto que fuerza formadora de todas las cosas.
Este espíritu que emana lo conduce todo a la perfección y, según los medios ordenados, a la suprema culminación.

CAPÍTULO SEGUNDO
de los siete medios para obtener la luz

P. ¿Cuál es el capítulo segundo de la doctrina de la verdadera comunidad de la luz?
R. Son los siete medios para obtener la luz, medios que la comunidad estima como santos y eminentes.
P. ¿En qué consiste un medio?
R. Consiste en una acción visible por la cual una fuerza invisible realiza una perfección interior.
P. ¿Cuántos medios hay?
R. Siete y guardan analogía con los siete sacramentos. 1. El bautismo, por el agua y la luz. 2. La confirmación de la materia según el agua y la luz. 3. La purificación. 4. La recepción de la luz superior por parte de la esencia y la sustancia. 5. La santificación y el perfeccionamiento del objeto. 6. El aceite de lo alto. 7. La asociación del fuego y de la luz en un cuerpo perfecto.
P. ¿Qué es el bautismo por la luz?
R. Es el primero y el más necesario de los medios de asociación. Gracias a él, la materia es purificada por el agua y por la palabra operativa en el agua y es reproducida como cuerpo nuevo, participante (?) en el ser de luz.
P. ¿Qué es la confirmación?
R. La confirmación por la luz es un medio de asociación por el cual la materia preparada como se ha dicho anteriormente, es fortificada por el aceite de luz y por el espíritu que se encuentra en ella. A partir de aquel momento es susceptible de perfección.
P. ¿Cuál es el tercer medio de asociación?
R. Aquel por el cual la luz y el fuego, bajo las especies formales de los principios pan y vino, reciben su esencia, cuando un sacerdote ordinario de la naturaleza sabe transformar estos principios sobre el altar.
P. ¿Cuál es el cuarto medio de asociación?
R. Es el medio gracias al cual el sacerdote de la naturaleza, capaz de la luz, purifica la materia receptiva a la luz y a sí mismo de todos los efectos de la imperfección.
P. ¿Cual es el quinto?
R. Es el medio de asociación gracias al cual la fuerza pura de la luz, bajo forma de aceite, se eleva hasta la perfección de las fuerzas curativas.
P. ¿Cual es el sexto?
R. El sexto es aquel gracias al cual la materia es santificada y hecha capaz de luz por medio de 7 fuerzas operantes.
P. ¿Cuál es el séptimo?
R. Es la asociación perfecta de la luz con el fuego gracias a un ser intermediario que emana de la luz y del fuego, y que realiza la más perfecta de todas las asociaciones.

CAPÍTULO TERCERO
De los diez mandamientos de la luz

P. ¿Cuál es el capítulo tercero de la comunidad de la luz?
R. Los diez mandamientos de la luz, de los cuales se ha escrito: «Si quieres realizar cualquier cosa, realízala por la ejecución de los mandamientos de la ley
P. ¿Cuáles son los diez mandamientos de la luz?
R. Son los siguientes: 1. No hay más que una materia. 2. Las propiedades de esta materia han de ser utilizadas ordenadamente. 3. En seis acciones la materia termina su trabajo cotidiano, ya que tres fuerzas producen tres seres y en la séptima fuerza, en tanto que plenitud de sus acciones, reposa; esta séptima fuerza será santa para tí, porque es el Sabbath de la luz. 4. La luz y el fuego, en tanto que elemento pasivo y activo, han de inspirarte respeto, pues el fuego es el elemento macho y la luz el elemento hembra y son padre y madre de todas las cosas. 5. No arrebates a la luz lo vivificante, a fin de que no muera la materia que ha de ser exaltada. 6. No mezcles tu obra fuera del orden establecido. Toda cosa a su tiempo y según sus rotaciones. Tu deber consiste en unir las fuerzas dispersas. 7. No sustraerás las propiedades ni a la luz ni al fuego; deber del sabio es hacer que actuen enteramente, dejando a cada cual lo que le pertenece. 8. No tomes como verdadera una falsa aparición y no aceptes nada impuro o extraño pues no sería capaz de absorber la luz, a fin de que el artificio no te produzca una falsa imagen. 9. El espíritu emanante de la luz y del fuego no desea ninguna cosa que todavía permanezca ligada a otras o que no esté desapegado de ellas. 10. Además, este espíritu no desea ninguna materia que le sea extraña o desemejante.
P. ¿Cuál es el contenido principal de estas leyes de la luz?
R. Que la luz ha de penetrar enteramente tu materia o sustancia, a fin de que el fuego sea enteramente unido por la luz y que el espíritu emanante de la luz y del fuego vivifique enteramente tu materia. Esta es la primera ley. La segunda es similar a la anterior, a saber: deberás tratar de la misma manera a la materia con que trabajas y a toda otra esencia que quieras llevar a la perfección. A estas dos condiciones principales se ciñen toda la ciencia de la luz y todos aquellos que comulgan con ella.
P. ¿Cuáles son los mandamientos de la comunidad de la Luz que trabaja?
R. Son en número de cinco. Primero: respeta como sagrados los momentos de reposo en el trabajo, pues la luz tiene sus sábados y el trabajador debe festejarlos. Segundo: durante el curso de esas fiestas de luz, consagra la sustancia del santo sacrificio; deja, por el agua de luz, que lo puro se separe de lo impuro y lo activo de lo inactivo. Tercero: durante el trabajo abstente de todo cuanto atenta contra la ley de la luz, tanto en las fuerzas y acciones como en las formas y esencias de las cosas, éstos son los 4 cuatembres (quatembres) de la escuela de la luz. Cuarto: por lo menos una vez al año, intenta discutir con un amigo razonable los progresos que hayas hecho y de descubrir lo que te regocija, a fin de que tengas un sostén para tu camino que te lleve a la perfección. Quinto: durante las épocas que la razón te dictará, te abstendrás muy mucho de abrir tu corazón a otros como de vincularte a ellos prematuramente.
P. ¿Por qué es necesario respetar los mandamientos de la comunidad de la luz de los verdaderos conocedores de la naturaleza?
R. Porque las leyes de la luz, o condiciones de la luz, mandan que el hombre no obedezca únicamente a lo necesario en el interior de la naturaleza para alcanzar el objetivo fijado, sino igualmente a lo que se exige exteriormente a tal fin. En efecto, el cuarto mandamiento de la luz supone estas exigencias y cualquiera que no respete sus buenas ordenanzas y preceptos será tenido por profano y hombre carnal que ignora las leyes del espíritu.

CAPÍTULO CUARTO

P. ¿Cuál es el capítulo cuarto de la comunidad de la luz interior de los verdaderos conocedores de la naturaleza?
R. Es el conocimiento de la analogía del santo Padrenuestro adherente y del santo Saludo angélico adherente, con la fuerza natural y la forma naturalmente más pura.
P. ¿Cuál es esa analogía?
R. 1. Fuerza suprema de la luz, tu que eres lo divino en la naturaleza y que permaneces en lo más profundo de ella como en el cielo, santificados sean tus atributos y tus preceptos. 2. Donde tú estás, todo es perfecto. Que el reino de tu conocimiento venga entre los tuyos. 3. Que en todo trabajo, nuestra única voluntad seas tú, ¡fuerza de luz que actúas por tí mismo! y de igual forma que todo lo realizas en la entera Naturaleza, realízalo todo en nuestro trabajo. 4. Danos el rocío del cielo y las grosuras de la tierra, los frutos del sol y de la Luna que vienen del árbol de la vida. 5. Y perdona todos los errores que hemos cometido en nuestro trabajo, por desconocimiento de tí, tal como nosotros queremos extirpar de su error a quienes han ofendido nuestros principios. No nos abandones a nuestra presunción y a nuestra propia ciencia, antes bien, libéranos de todo mal por la culminación de tu obra. Amén.
Analogía del Ave
¡Bienvenida seas, fuente pura del movimiento propio, forma pura capaz de recibir la fuerza de la luz! Tan sólo a tí se une la fuerza de luz de todas las cosas. De entre todas las formas receptivas, tu eres la más bienaventurada y santo es el fruto que recibes, esencia de la luz y de la sustancia del calor unidas. Forma pura que ha engendrado al ser más perfecto, ¡álzate para devenir fuerza de luz para nosotros mientras trabajamos y en la hora de terminar nuestro trabajo.
P. ¿Cuál es el contenido principal de todo el Paternoster de los hijos de la luz y de su analogía con la naturaleza?
R. Ellos ruegan por la suma de todos los bienes espirituales y temporales para salvación del alma y de la vida, para obtener de aquel que es la fuerza suprema de la luz, -lo divino en la naturaleza-, la gran obra de la naturaleza; rezan para que Dios les guíe hacia la sabiduría, los preserve de cometer errores durante sus trabajos y les enseña a ser benevolentes hacia los hombres, sus hermanos, a fin de que sea realizado aquello que Dios prometió a los descendientes de Abraham, de Isaac y de Jacob, y que sea verificada la alianza de Dios con los hombres.
P. ¿Porqué los hijos de la luz también tienen una analogía con el Salve angélico?
R. Con objeto de que admiren no sólo tu grandeza de Dios en tu fuerza todopoderosa de la Naturaleza (con la cual tiene analogía Cristo), también para que reconozcan igualmente el esplendor de la forma virginal más pura, cuya analogía es la Virgen María a quien se ha unido la fuerza superior a fin de producir lo más perfecto que existe. Pues de la misma forma que el Espíritu Santo se ha unido a la Virgen María para producir al hombre espiritual más perfecto, igualmente, digo, el espíritu más puro de la naturaleza se ha unido a la materia mas pura para producir la forma física más perfecta, el redentor físico de la naturaleza, que conduce a todos los otros objetos físicos a la perfección, lo cual constituye el secreto de los sabios. Por esa razón, este arte no puede ser comprendido sino por aquel que se adhiere a Cristo; y sólo las analogías con la religión nos conducen hacia el conocimiento supremo, igual que la experiencia adquirida por los hijos de la luz los conduce, también por analogía, al conocimiento de los más altos misterios de la fe.
P. ¿No es suficiente con que un hijo de la luz sepa y conozca todo lo que está prescrito?
R. ¡No! Esto no es suficiente, también debe practicar y demostrar su conocimiento a través de sus obras; sobre lo anterior está fundada la ciencia de la disociación de los hijos de la luz, ciencia que está en analogía con la justicia cristiana.

CAPÍTULO QUINTO

P. ¿Cuál es el capítulo quinto de los hijos de la luz?
R. Se compone de dos partes, a saber: quien comulga con la luz debe, por la gracia de lo alto, que es nuestro rocío, nuestra +, purificar lo impuro por doquier y realizar el bien, pues el conocimiento debe concordar con la ejecución, esto quiere decir que la teoría y la práctica deben concordar; para el conocedor de la luz no basta con conocer el arte, también debe practicarlo, pues solamente saber no justifica, también es menester la práctica.
P. ¿Cuál es el mal del que conviene huir a toda costa en nuestra ciencia de la luz?
R. Aquel que amenaza al hombre con la privación de ese bien natural supremo que es la más alta perfección de la naturaleza.
P. ¿Cuáles son los principales pecados o errores que se pueden cometer durante la operación?
R. Son las acciones que, -tanto durante la operación como en la aplicación de este tesoro después de la operación-, son contrarios a las finalidades divinas. Para ser más precisos, son las siguientes: la excesiva elevación del fuego. La excesiva concentración. El despilfarro. La excesiva parsimonia de la naturaleza. La sobrecarga. La inflamación. El enfriamiento. En relación a estos pecados principales y mortales que matan el espíritu, está escrito: aquellos que los cometan no obtendrán la perfección suprema en la naturaleza física.
P. ¿Cuántas infracciones o pecados químicos contra el espíritu de la naturaleza existen?
R. 1. Edificar sobre este espíritu presuntuosamente, sin indulgencia ni razón, pecando contra su misericordia. 2. Desesperar de forma prematura cuando no se ve inmediatamente su efecto. 3. Oponerse al conocimiento de las verdades químicas. 4. Envidiar a los hermanos por la gracia que han merecido. 5. Endurecer el corazón contra las más saludables exhortaciones. 6. Permanecer en la ignorancia. Estas infracciones no tienen perdón pues jamás podrán ser compensadas durante la obra.
P. ¿Cuáles son las infracciones que claman al cielo?
R. 1. Destruir deliberadamente la obra. 2. Profanar la obra. 3. Abusar de ella para oprimir a los hombres. 4. Escatimar el salario que merece quien haya participado en ella.
P. ¿Cuáles son los pecados químicos escandalosos?
R. 1. Aconsejar a otro el error químico. 2. Incitar a otro al pecado. 3. Consentir el error de otro. 4. Alabar el error ajeno. 5. Callar en presencia del error de otro. 6. Cerrar los ojos ante el error de otro. 7. Participar en los errores de otro. 8. Defender tales errores. De esta forma, nos hacemos partícipes de los errores ajenos como si los hubiéramos cometido nosotros mismos.
P. Cuando uno está en posesión de la obra ¿es suficiente con abandonar el mal y evitar el pecado?
R. ¡No! También es necesario hacer el bien, pues Dios no otorga esta gracia si no es con el fin de que el hombre así gratificado pueda aportar los frutos maduros de la perfección. Debe igualmente llevar una vida justa y piadosa ante Dios y ante los hombres y, por medio de las buenas obras, hacer honor a su elevada vocación.
P. ¿Cuántas buenas obras hay?
R. Tres. 1. El sabio ha de tener su alma siempre orientada hacia Dios y la sabiduría. 2. que se abstenga de todo aquello que no es ni divino ni sabio. 3. Que remedie por doquier las necesidades de los hombres, sus hermanos.
P. ¿Para qué sirven las buenas obras?
R. Las buenas obras sirven para hacer feliz tanto al individuo como al universo entero.
P. ¿Cuáles son las obras corporales de la misericordia que puede realizar el sabio cuando ha adquirido la perfección suprema de la naturaleza física?
R. 1. Puede alimentar a quienes tienen hambre. 2. Dar de beber a los que tienen sed. 3. Vestir a los desnudos. 4. Albergar a los extranjeros. 5. Curar a los enfermos. 6. Reavivar la materia muerta.
P. ¿Qué obras espirituales puede practicar ese mismo sabio?
R. 1. Puede castigar el pecado. 2. Informar a los ignorantes. 3. Prodigar sus consejos a quienes dudan. 4. Consolar a los afligidos. 5. Sufrir la injusticia pacientemente.
P. ¿Cuáles son las ocho felicidades químicas?
R. Son las obtenidas por el disfrute y la posesión de la más alta perfección de la naturaleza en tanto supremo bien natural y que son enseñadas por san Juan en el Apocalipsis a partir de la revelación del Señor. 1. A quien lo consiga yo le daré a comer del fruto del árbol de la vida, que se halla en el paraíso de mi Dios. 2. Quien lo consiga no será afectado por la segunda muerte. 3. A quien lo consiga yo daré a comer del pan celeste oculto y le daré una piedra blanca sobre la cual estará escrito un nombre nuevo, nombre que nadie comprenderá salvo aquel que posea la piedra. 4. A quien lo consiga, a quien guarde mi obra hasta el fin daré yo poder sobre las naciones y guiará a los pueblos con vara de hierro y los quebrará como vasos de alfarero; poseerá lo que yo he heredado del Padre y le daré una estrella del alba. 5. Quien lo consiga será revestido de blanco, y jamás borraré yo su nombre del libro de la vida y a él confesaré públicamente ante mi Padre y los ángeles. 6. Aquel que lo consiga será una columna en el templo de mi Dios y sobre él inscribiré yo el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad santa que es la nueva Jerusalén descendiendo del cielo y conocerá mi nuevo nombre. 7. A quien lo consiga, a ese dejaré yo que se siente sobre mi trono, igual que estoy yo sentado sobre el trono de mi Padre porque yo le he hecho mío. 8. Quien sea vencedor obtendrá por derecho de sucesión todo cuanto desee y espere de mi. Yo seré Dios y él será mi hijo.
P. ¿Cuáles son los consejos evangélicos o celestes de este arte?
R. Son en número de tres: 1. Ser pobre en la riqueza. 2. Ser abstinente pudiendo disfrutar de todo. 3. Ser obediente pudiendo mandar.
P. ¿Cuáles son las últimas cuatro cosas?
R. 1. La muerte, en tanto que mortificación de la materia. 2. el juicio, o disociación. 3. de lo que es celeste y viviente. 4. Frente a frente con lo que es terrestre y muerto. ¡Piensa, oh, hombre, durante tu trabajo, en estas últimas cuatro cosas y no errarás en tu obra.

NOTAS FINALES

La fuerza más sutil es unida por el imán a la materia más grosera.
La fuerza divisible aparecerá como indivisible.

EXPERIENCIA

Es posible descomponer un imán en tantos puntos como se quiera; todos los trozos conservarán puntos y polos similares.
Lo que en el caso del imán se manifiesta en las partes exteriores parece predicarse de forma imperceptible en todos los cuerpos. Sin duda alguna, todos tienen sus puntos y polos de fuerza por cuyo medio se unen a cuerpos similares y rechazan los cuerpos desemejantes.
A partir del principio de base principium infinitorum similium, la estructura del universo entero, en todo lo que contiene, de lo más grande a lo más pequeño, aparece coherente y regulado por relaciones magnéticas; igualmente, estas relaciones asocian lo más sutil con lo más grosero y lo más grosero con lo más sutil, -todo según un orden coherente. La igualdad y la desigualdad dimanan, ambas, de un recipiente único que es la fuerza.
Problemas
1. ¿Cómo puede ser dividida una magnitud en innumerables otras, de tal suerte que, de la más pequeña a la más grande, subsista sin embargo, siempre, una relación semejante?
O bien: ¿cómo hacer para que innumerables potencias y series de números (actus) se sigan unas a las otras guardando una dependencia constante, de tal suerte que en el infinito subsista una relación semejante?
O bien: ¿cómo la fuerza interior ha de ser unida a la fuerza exterior para que la forma oculta se vuelva hacia el exterior? Dado el caso de que, en los espejos parabólicos el foco se situa entre las tangentes y secantes, ¿no sería necesario ajustar las tangentes a las secantes si se desea hallar el punto más interno a partir de la forma exterior según ángulos iguales?
¿No sería posible juntar en el aire, en cierto lugar, los puntos armónicos? ¿Qué quiere decir: hallar la cuadratura del círculo? ¿Acaso no sería contrario a la naturaleza de las cosas imaginar que «hallar la cuadratura del círculo» significa que se quiere expresar un círculo por medio de un cuadrado? «Hallar la cuadratura del círculo» ¿No significaría más bien la expresión (épuiser) de un espacio cíclico por medio de números racionales de tal manera que, del más pequeño al más grande subsista siempre una relación precisa? ¿Cómo hallar la raíz y el área de cada cuadrado irracional? ¿Y cómo hallar la verdadera proporción de las líneas laterales y perpendiculares? ¿Cómo demostrar, a partir del contenido racional del triángulo equilátero (sin conocer previamente la línea del cuadrado de aquel) cuántos pies o fragmentos contiene el cuadrado del triángulo? ¿Qué entendían los antiguos, de hecho, por cuadratura y qué entendían por arithmetica novenaria? ¿Y qué descubrimientos haría el mundo si la arithmetica novenaria estuviera asociada a la cuadratura? Y en la física, el principium infinitorum similium ¿no reina en tanto que principium cognitionis? Y en la metafísica y la teología, el principium unitatis ¿no puede ser acaso el principium conscientiae? Gracias a estos dos principios lo efímero y lo pasajero ¿no podrían ser fijados y hechos permanentes? ¿Acaso no es una ley eterna la que manda que lo espiritual encuentra su subsistencia en lo corporal y que lo espiritual sea contenido en un espacio corporal?
Esta corporeidad o ese «en qué» ¿no será alguna cosa que podría ser expresada con el término «espacio», una forma corporal en el interior de la cual opera lo espiritual? ¿No hay tres principios de base? ¿y estos no operan acaso bajo una forma de siete fuerzas? Estos tres principios de base no son acaso tres fuentes de automoción que conducen siete formas hasta el interior de una única concepción? ¿las tres primeras formas no constituyen el primer principio, la cuarta y la quinta constituyen el segundo principio y la sexta y la séptima constituyen el tercer principio?
Al considerar el universo, que se mantiene unido de forma casi inmutable, el ser razonable ha de concluir que existe un eterno e indisoluble vínculo de la diinidad que lo mantiene enteramente unido. Sin embargo también se verifica en el mundo material la fragilidad y lo efímero y en lo efímero, lo imperecedero.
El hombre puede conocer todo aquello, pero para adquirir este conocimiento le es menester, sin embargo, alguna cosa que lo haga posible. Esta cosa es la luz interior, o alma y por otra parte, la cosa que lo hace todo visible, esto es, la luz exterior.
El alma de la que hablamos es desconocida por el hombre en tanto que luz y esto será así mientras considere las cosas en su espíritu y en el espíritu natural y no según el espíritu divino. Cuando comienza a considerar a Dios en nuestro espíritu, ve que Dios está fuera de todo espacio y de todo tiempo, de todo lugar y de todo movimiento y que sin embargo alguna cosa ha de haber en Dios que se mueva, que ordene el espacio y el tiempo, el lugar y todas las cosas. Esta cosa es la palabra, la sabiduría y el esplendor de Dios, y esta palabra no es una esencia ideal, sino una cosa corporal, por la cual lo divino y lo humano en su forma más pura, lo suprasensible y lo sensible, lo espiritual y lo físico, actúen conjuntamente:
-Sobre la receptividad del hombre ante lo divino.
-Sobre la capacidad de elevación del hombre carnal hasta lo suprasensible.
-Sobre la capacidad de lo material para magnificarse y transformarse en espiritual…

FIN