martes, 4 de agosto de 2009

Génesis




Como actualmente se dicen muchas más tonterías sobre el Génesis que antes, y hay tantas interpretaciones del mismo como personas, escuelas, sectas y grupos varios dedicados a explicarnos lo "espiritual", no está de más traer a colación un breve extracto de los comentarios que sobre tan preciado libro realizó Filón de Alejandría.


Seguiremos tras el verano.



FILÓN. INTERPRETACIÓN ALEGÓRICA DE LAS LEYES SAGRADAS
CONTENIDAS EN EL GÉNESIS II Y III 1 (LIBRO 1)

(Legum allegoriae, liber I)


1 Literalmente: Interpretación alegórica de las sagradas leyes posteriores a los seis días.

1. I. "Y fueron acabados el cielo, la tierra y todo el mundo de los mismos." (Gén. II, 1.) Habiendo hablado antes de la crea­ción de la inteligencia y los sentidos; señala Moisés ahora con­cretamente la conclusión de ambos; mas, al decir que alcanzaron su plenitud, no se refiere ni a la inteligencia individual ni a los sentidos particulares sino a las formas ejemplares, la de la inte­ligencia y la de la sensibilidad. En efecto, se expresa en forma simbólica y llama "cielo" a la inteligencia en mérito a que el cielo contiene las naturalezas que sólo ella puede aprehender; y "tierra" a la sensibilidad por cuanto a ella cupo ser un compuesto de forma corporal y de características más terrenas; estando el mundo de la inteligencia constituido por todas las cosas incor­póreas e inteligibles; y el de los sentidos por las corpóreas y por cuantas, en suma, se perciben a través de ellos.

2. II. "Y en el sexto día acabó Dios las obras que había hecho." (Gén. II, 2.) Simpleza suma sería pensar que la crea­ción del mundo tuvo lugar en seis días o en un determinado transcurso de tiempo cualquiera fuere. ¿Por qué? Porque todo transcurso de tiempo es un conjunto de días y de noches, los que por fuerza se cumplen de acuerdo con el movimiento del sol en su marcha por sobre y por debajo de la tierra. Pero el sol fue creado como parte del mundo; de suerte que ninguna duda cabe de que el tiempo es más reciente que el mundo. Lo correcto, pues, sería decir, no que el mundo fue creado en deter­minado transcurso de tiempo, sino que el tiempo quedó deter­minado por medio del mundo, ya que fue el movimiento celeste quien puso de manifiesto la naturaleza del tiempo.

3. Las palabras "acabó en seis días Sus obras" han de entenderse, por lo tanto, como referencia no a un conjunto de días sino al 6; un número perfecto puesto que es el primero igual a la suma de sus partes; 1/2, 1/3 y 1/6,3 y resulta de la multiplicación de dos factores distintos, de 2 por 3; números éstos que han dejado atrás la incorporeidad involucrada en el 1; el 2 por cuanto es la ima­gen de la materia, pues es fraccionable y divisible como ella; el 3 por ser representación del cuerpo sólido, pues tres son las dimen­siones que se distinguen en lo sólido.
3 3 + 2 + 1 = 6. Sus factores, es además, la mitad más la tercera parte más la sexta parte de seis suman 6.

4. Pero además el 6 está emparentado con los movimientos de los animales dotados de miembros funcionales porque son seis las direcciones en las que por ley natural se mueve el cuerpo provisto de miembros funcionales: Hacia delante, hacia atrás, hacia arriba, hacia aba­jo, hacia la derecha y hacia la izquierda. El propósito de Moisés es, pues, poner de manifiesto cómo tanto las especies mortales como las incorruptibles han sido formadas de acuerdo con los números que les son propios estableciendo, como he dicho, una correlación entre las mortales y el número seis, y entre las felices y bienaventuradas y el número siete.

5. Y así, en el séptimo día, una vez que ha puesto fin a la formación de las especies mortales, comienza el Creador a mo­delar otras más Divinas. III. Porque en ningún momento cesa Dios en su actividad creadora, antes bien, así como es propio del fuego el ardor y de la nieve el enfriar, es también propio de Dios el hacer. Y en grado mucho mayor aún, por cuanto además Él es el origen de la capacidad de obrar de todos los demás se­res.

6. Con toda razón, pues, dice también "hizo cesar" y no "cesó"(En el texto griego de los Setenta aparece, efectivamente, la forma activa katépause = hizo cesar, en vez de la forma media katepáusato = cesó.); porque hace cesar a las cosas que, aunque aparentemente producen, nada producen realmente; pero Él no cesa de hacer. Por ello Moisés añade a "hizo cesar" la aclaración "a aque­llas cosas que Él había comenzado". (Gén. II, 3.) En efecto, todas aquellas cosas que se producen por medio de nuestras artes, una vez concluidas se estabilizan y permanecen como están; cuantas, en cambio, produce la Divina sabiduría, finali­zadas entran en un nuevo movimiento, pues sus terminaciones son origen de otras cosas; como el fin del día es el comienzo de la noche y la iniciación de cada mes y de cada año ha de ser considerada limite de los que han transcurrido.

7. La genera­ción se cumple como proceso paralelo al de la descomposición, y la corrupción se desarrolla mientras se generan otros seres; de modo que es verdad el aserto de que "nada de lo engendrado perece; separadas sus partes, da a luz una nueva forma".