martes, 1 de abril de 2014

Los Amores de los Dioses



Dicen que Dios es un Fuego que consume y que en nosotros existen otros fuegos que podemos diferenciar por su grado, cualidades, características y manifestación exterior.

Pero también se dice que Dios es Amor. Luego, me permito relacionar ambas definiciones diciendo que El Amor es un Fuego Divino, esto es, entendido como un atributo proveniente y concedido desde arriba, elemento que nos compone, inunda de vida y realiza por completo.

Perseo y Andrómeda lo ejemplifican diferenciándolo de otros fuegos más vulgares y pasionales que a veces se confunden con el primero por errores en cuanto a nuestras interpretaciones caidas se refiere.

En su Tratado del Fuego y la Sal Blaise de Vigenere hace un comentario esclarecedor sobre el fuego que seguían durante su exilio en el desierto los hebreos huidos de Egipto......

¿Y acaso, me pregunto, no es Egipto el que simboliza todo aquello que nos tiraniza, esclaviza y debemos dejar a un lado para poder recuperar lo que somos?

Perseo encuentra a Andrómeda después de vencer a la Medusa gracias, en gran parte, a la ayuda prestada por diferentes dioses al donarle, o prestarle sus atributos.

Cuando vence al monstruo y libera a Andrómeda, ve sus ojos, sus miradas se encuentran y reconocen de inmediato, más allá de las palabras o los pensamientos, es un reconocimiento que sólo la experiencia interior, el fuego interno bien ubicado, puede proporcionar.

Si, me gustan estos dos y me gusta Atenea y sus dones.

Igual repasaré su historia........