Ha terminado la semana de las semanas, la Semana Santa que rememora la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Y por si alguno estuviera presto a comentar "bueno, pero te has olvidado de la resurreción", añado ahora que en absoluto he tenido tal lapsus sino que he dicho bien, se celebra la pasión y muerte, casi de foram osbcena en cuanto a la fijación en el dolor y el sufrimiento, dejando la resurrección para un ratito el domingo que culmina esta precosa y preciada semana.
Y tanto es así que basta con observar que el número de procesiones dedicadas a la resurreción es ínfimo en comparación con el resto. Hasta el cine mantiene tal dinámica pues en cualquier película dedicada al tema que nos ocupa (y que quizás debería ocuparnos mucho más durante el resto del año) tras dos horas se dedican unos minutos a la Resurreción de Jesus, el Cristo, como de pasada, casi con vergüenza me atrevería a decir.
Porque, claro está, el dolor es más creíble, asumible, pero que alguien resucite de esa forma tan espléndida es algo que cuesta creer incluso, me atrevo a decirlo, a muchos de los que forman parte de la propia Iglesia.
Cierto es que Jesús, el Cristo, lavó todos nuestros pecados con su sangre y mas cierto es que nos perdonó asi antes incluso de que los cometamos. Pero ¿no es más cierto que la promesa de la resurrección, del triunfo sobre la muerte es el logro más espléndido y total al que podemos optar? ¿Acaso todos no tememos a la muerte, acaso todos no queremos vivir eternamente?
Falta FE, con mayúsculas, esa de la que Jesus dio ejemplo constante, falta FE para que en lugar de imaginar idealizadamente que nuestra alma pervivirá en el Paraiso (lo cual no discuto en absoluto) cabe la posibilidad de disfrutar de tal lugar con el alma pero acompañada del cuerpo, pero no de un cuerpo cualquiera sino de uno resucitado, del cual Tomás dio constancia plena, positiva y genial al tocarlo físicamente.
Jesús cumplió una promesa y dio ejemplo con Su Vida, honrémosle.
Y por si alguno estuviera presto a comentar "bueno, pero te has olvidado de la resurreción", añado ahora que en absoluto he tenido tal lapsus sino que he dicho bien, se celebra la pasión y muerte, casi de foram osbcena en cuanto a la fijación en el dolor y el sufrimiento, dejando la resurrección para un ratito el domingo que culmina esta precosa y preciada semana.
Y tanto es así que basta con observar que el número de procesiones dedicadas a la resurreción es ínfimo en comparación con el resto. Hasta el cine mantiene tal dinámica pues en cualquier película dedicada al tema que nos ocupa (y que quizás debería ocuparnos mucho más durante el resto del año) tras dos horas se dedican unos minutos a la Resurreción de Jesus, el Cristo, como de pasada, casi con vergüenza me atrevería a decir.
Porque, claro está, el dolor es más creíble, asumible, pero que alguien resucite de esa forma tan espléndida es algo que cuesta creer incluso, me atrevo a decirlo, a muchos de los que forman parte de la propia Iglesia.
Cierto es que Jesús, el Cristo, lavó todos nuestros pecados con su sangre y mas cierto es que nos perdonó asi antes incluso de que los cometamos. Pero ¿no es más cierto que la promesa de la resurrección, del triunfo sobre la muerte es el logro más espléndido y total al que podemos optar? ¿Acaso todos no tememos a la muerte, acaso todos no queremos vivir eternamente?
Falta FE, con mayúsculas, esa de la que Jesus dio ejemplo constante, falta FE para que en lugar de imaginar idealizadamente que nuestra alma pervivirá en el Paraiso (lo cual no discuto en absoluto) cabe la posibilidad de disfrutar de tal lugar con el alma pero acompañada del cuerpo, pero no de un cuerpo cualquiera sino de uno resucitado, del cual Tomás dio constancia plena, positiva y genial al tocarlo físicamente.
Jesús cumplió una promesa y dio ejemplo con Su Vida, honrémosle.
2 comentarios:
La Fe es un don que Dios nos regala, por lo que tenemos que rogar que el Señor nos ilumine.
Feliz Pascua de Resurrección. :)
Es un Don de Dios.......
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