viernes, 20 de enero de 2012

A mi padre

Tengo que escribirlo, se lo debo a él y me lo debo a mi.

Hoy que tanto se resalta lo negativo, la maldad, la ausencia de escrúpulos, el egoismo, se ha ido de mi vida una persona que encarnaba a la perfección justo todos los valores contrarios.

Mi padre era generoso, honesto, bondadoso, cariñoso, bueno, sabio y, por tanto, callado, y todas esas cualidades las ejercia desde la discreción más absoluta, desde una presencia silenciosa pero evidente, que llegaba entonces y aún me sigue llegando ahora.

Sólo puedo darle las gracias por haber elegido ser mi padre, por su paciencia, por su generosidad y entrega incondicionales para conmigo, por haber siempre confiado en mi.
Hay cien mil libros de autoayuda que proponen ideas, ejercicios, actitudes a llevar a la práctica.

Mi padre conocía todo eso sin jamás haber consultado uno solo. Hoy lo se.

Su saber natural procedía del corazón, de su Alma y así sólo podia acertar siempre.

Su ejemplo impregna mi alma desde y para siempre y así lo ejerceré con orgullo y seguridad.

Mi padre se ha ido pero jamás abandonará mi corazón.

Gracias Papá.


2 comentarios:

Miserere mei Domine dijo...

El dolor que conlleva la pérdida de nuestros padres se puede mitigar, pero nunca desaparece. Pero, al mismo tiempo, ese dolor nos hace madurar y aceptar que en este camino que llamamos vida, hemos de festejar cada minuto de encuentro con quienes queremos y nos quieren.

Un abrazo.

El Hortulano dijo...

Gracias Miserere por tus generosas y tiernas palabras.

Llevaremos a cabo tu propuesta.

Un abrazo.