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Ideas, fantasías, devaneos y ocurrencias de un aprendiz de jardinero celeste.
Aunque todos los filósofos de los que hablamos hayan expuesto con frecuencia este arte eminente de distinta manera, y aunque lo hayan descrito, por las susodichas razones por medio de muchos nombres particulares, parábolas, expresiones sorprendentes en lenguas bárbaras y sofísticas, hay, sin embargo, un perfecto acuerdo entre ellos y con todas esas expresiones distintas no han querido conducir sino a un objeto único y no mostrar más que la materia única del arte. Por tanto, la mayor parte de buscadores del arte con frecuencia se han extraviado de esa materia secreta, y por eso se han equivocado de vía. En efecto, en todo tiempo y hoy todavía se encuentran hombres que suspiran por esta sabiduría, no solamente gentes poco instruidas, sino también muchas personas eminentes muy experimentadas en filosofía. Y eso no es solamente por un profundo estudio sino también con un trabajo considerable y con grandes dispendios que la buscan e intentan obtener, pero jamás pueden esperarla y mucho menos participar de ella. Pues, ciertamente, la mayor parte se dejan atrapar en el anzuelo del oro y se precipitan con frecuencia a si mismos a irreparables desdichas y, con que irrisión, se ven obligados a abandonar sus pesquisas. Sin embargo, para que nadie pueda dudar de lo bien fundamentado de este secreto arte y no lo considere una pura ficción según es habito y práctica de este mundo, quiero dar a conocer cronológicamente y nominativamente a los filósofos auténticos y a sus sucesores que, en verdad, han conocido, poseído y practicado este arte, con excepción de los mensajeros de los que se hace mención en las Santas Escrituras. Esos son: Hermes Trismegisto, Pitágoras, el bendito Jesús, Alejandro el Grande, Platón, Teofrasto, Avicena, Galeno, Hipócrates, Luciano, Longanus, Rhazes, Arquelao, Rupescissa, el Autor del Gran Rosario, María la profetisa, Denis Zachaire, Haly, Morien, Calid, Constancio, Serapión, Alberto el Grande, Estrod, Arnau de Vilanova, Geber, Ramón Llull, Roger Bacon, Alanus, Tomas de Aquino, Marcel Palingenio; los autores contemporáneos son: Bernardo el Trevisano, Hermano Basilio Valentín, Paracelso y aun otros muchos.
No hay ninguna duda de que en efecto podamos en nuestros días encontrar hombres que, por la Gracia de Dios, practican el arte y lo disfrutan todos los días de su vida en secreto y en silencio. Pero en tanto los filósofos que he enumerado han descrito con verdad y sin disimulo este muy gran magisterio y que han hecho fluir su demostración del fundamento verdadero y de la fuente simple de la naturaleza, encontramos en el extremo opuesto a muchos pseudofilósofos e impostores que se glorifican sin razón de poseer la ciencia de este arte y que se esfuerzan también en enseñarlo. Para ocultar su fraude abusan de manera vergonzosa e impía de los escritos de los verdaderos filósofos y, poniendo una venda ante los ojos de los hombres, les hacen la boca agua y se imponen para hacer su propio deseo.
“Toda materia existe en virtud de una fuerza. Debemos asumir tras esa fuerza la existencia de una mente consciente e inteligente. Esa mente es la matriz de toda la materia." Max Planck, físico. 1944
Con estas palabras Max Planck, padre de la teoría cuántica, describía un campo universal de energía que conecta a todos y a todo lo que hay en la creación: La Matriz Divina.
La Matriz Divina es nuestro mundo. También es todo lo que hay en nuestro mundo. Somos nosotros y todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos. Al vivir en la Matriz Divina, somos como artistas que expresamos nuestras más recónditas pasiones, miedos, sueños y deseos a través de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos tanto ese lienzo como las imágenes plasmadas sobre él. Somos a la vez las pinturas y las brochas.
En la Matriz Divina somos el recipiente en cuyo interior existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de nuestros mundos interior y exterior y el espejo que nos muestra lo que hemos creado. En la Matriz Divina somos a la vez la semilla del milagro y el propio milagro.
(…)
La ciencia moderna ya ha llegado al punto del que arrancan nuestras tradiciones espirituales mejor consideradas. Un creciente cuerpo de evidencia científica apoya la existencia de un campo de energía -la Matriz Divina- que proporciona ese recipiente, así como el puente y el espejo de todo lo que sucede entre el mundo que hay en nuestro interior y el mundo externo a nuestros cuerpos. El hecho de que ese campo esté en todo, desde las partículas más pequeñas del átomo cuántico hasta universos distantes cuya luz está alcanzando precisamente ahora nuestros ojos, así como en todo lo intermedio entre ambos, cambia todo lo que creíamos acerca de nuestro papel en la creación. Sugiere que debemos ser bastante más que simples observadores que pasan a través de un breve instante de tiempo por una creación preexistente.
Cuando contemplamos la “vida” –nuestra abundancia material y espiritual, nuestras relaciones y carreras, nuestros amores más profundos y nuestros mayores logros, así como nuestros temores a carecer de todas esas cosas- es posible que también estemos encuadrando nuestra mirada en el espejo de nuestras creencias más auténticas, generalmente inconscientes. Las vemos en nuestro entorno porque se han manifestado mediante la misteriosa esencia de la Matriz Divina. De ser así, la propia conciencia debe jugar un papel clave en la existencia del universo.
Somos Tanto los Artistas como el Arte.
Por inaprensible que pueda resultar esta idea a algunas personas, esta es precisamente la otra cara de la moneda de algunas de las mayores controversias entre algunas de las mentes más grandiosas de la historia reciente. Por ejemplo, en una cita de sus notas autobiográficas, Albert Einstein compartía esta creencia de que somos esencialmente observadores pasivos que viven en un universo ya previamente emplazado, sobre el que, al parecer, tenemos muy escasa influencia. “Vivimos en un mundo”, decía, “que existe independientemente de nosotros, los seres humanos, y que existía antes que nosotros, como un gran enigma eterno que, al menos de manera parcial, es accesible a nuestro pensamiento y observación”.
En contraste con la perspectiva de Einstein, que aún es ampliamente defendida por muchos científicos en la actualidad, John Wheeler, físico de Princeton y colega de Einstein, ofrece una visión radicalmente diferente de nuestro papel en la creación. En términos sólidos, claros y gráficos, Wheeler dice que: “Tenemos la vieja idea de que ahí afuera está el universo, y aquí está el hombre, el observador, protegido y a salvo del universo por un bloque de vidrio laminado de seis pulgadas”. Refiriéndose a los experimentos de finales del siglo XX que nos muestran que simplemente observar una cosa cambia esa cosa, Wheeler continua: “Ahora hemos aprendido del mundo cuántico que hasta para observar un objeto tan minúsculo como un electrón tenemos que quebrar ese vidrio laminado; tenemos que meternos dentro de él. Por lo tanto, sencillamente hay que tachar de los libros la vieja palabra observador, sustituyéndola por la nueva palabra participante”.
premio que quiero traspasar, junto con sus reglas, a los 10 blogs siguientes, pues considero que todos ellos son merecedores de este “Blog de Oro”.
Reglas
1- Exhibir el premio
2-Enlazar el Blogger que lo entrega
3-Elegir otros 10 Blogs para premiar
4-Informar por medio de un comentario en el Blog del elegido
DIFERENCIA ENTRE EL FUEGO DE LOS FILÓSOFOS Y EL FUEGO VULGAR
EL ESPEJO DEL COFRE
Espero que tu camino sea largo. Que sean muchas las mañanas de verano y que el placer de ver los primeros puertos traiga una alegría nunca vista.
No pierdas a Itaca de vista, puesto que llegar allí es tu destino.
Pero no apresures tus pasos; es mejor que la jornada demore muchos años y tu barco solo ancle en la isla cuando tú ya estés enriquecido con lo que conociste en el camino.
Si, al final, tu crees que Itaca es pobre, no pienses que ella te engañó.
Porque tú te hiciste sabio y viviste una vida intensa, Y este es el significado de Itaca.
No quiero dejar pasara la oportunidad de poner aquí una plegaria auténtica. Y la califico así porque incorpora en el propio texto los dos requisitos básicos que, a mi humilde entender, debe poseer cualquier frase que prentedamos elevar a lo Alto: un texto adecuado y una intencion sana, honesta, sincera y veraz.
Etimológicamente hablando, plegaria se relaciona con súplica ya que ambas parecen derivar de término latino "plicare", es decir, plegar, doblar; en este caso concreto sería un plegarse sobre sí mismo, es decir, prosternarse. Ello me hacer acordarme de la etimología tan hermosa que San Isidoro de Sevilla, en sus precisamente así llamadas Eimologías, asigna a Genuflexión y a rodilla, relacionándola con las lágrimas y la peticion (quien quiera profundizar no deje de consultar los dos tomos de esta obra editada por la Blibioteca de Autores Cristianos).
Esta plegaria, en concreto, se atribuye a Nicolás Flamel, famoso alquimista y autor de el Libro de las Figuras Jeroglíficas y creo que merece la pena leerla, releerla y formularla, si es posible, con regocimiento y en un lugar adecuado.
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