martes, 25 de noviembre de 2008

Tránsición




Ha muerto un hombre. Sí, uno más de los cientos de miles que lo hacen a diario en diferentes circunstancias y lugares. La muerte hermana ya que es el final que ni siquiera los Patriarcas, por mucho que prolongasen su vida más allá de los límites del resto de sus contemporáneos, pueden evitar. Dios lo ha dispuesto así y así debe ser.



Pero este hombre que ha entregado su alma tenía algo especial, un amigo capaz de escribir uno de los elogios, dedicatorias o epitafios más sinceros, honestos y hermosos que haya podido leer.


Sólo puedo decir que a mi me gustaría tener muchos amigos así y que me dedicasen aunque sólo fuera un texto parecido y también me gustaría ser capaz de poder ser, a mi vez, amigo así de mis amigos y poder elogiarles con tanta inspiración y elegancia.
Lo pongo a continuación como muestra de honor y respeto.


Ignaci de Cardona, mi amigo, ha entregado el alma a Nuestro Señor. Ahora está Visitando el Interior de la Tierra, siendo Rectificado y Encontrando la Oculta Piedra que en vida tanto buscó. Nunca he conocido hombre que haya sufrido tanto en esta vida sin perder jamás de vista la Estrella Polar de Dios, sin vacilar jamás en la única pesquisa que importa.



Era mi hermano mayor y como tal lo he amado y de igual forma me he sentido amado por él. Ahora lamento no haber estado más cuando debía: no supe hacer más y lo digo públicamente y con vergüenza.



Su bondad humana, trágicamente aleada con su enfermedad, hizo de él un hombre irrepetible, lúcido en la sobriedad como lúcido en la ebriedad. Jamás ví a nadie tan poco dotado, tan inutil, para el mal. En tantos años de amistad, nada puedo reprocharle que no pueda disculparle sobradamente en razón de su corazón traspasado por un sufrimiento que sólo pude intuir.



Mientras él rezaba para que Dios lo recuperara para sí, nosotros rezábamos al mismo Dios para que le conservara entre nosotros; él protestaba por esto amorosamente, hasta que su fé pudo más que la nuestra.



Me hizo albacea testamentario suyo: procuraré dar honor cumplido a lo que en su momento y libremente me expresó. Quisiera ser fiel a su intención y plasmarla con la dignidad que este hombre merece.



Ha cruzado a la otra orilla y ya no volveremos a verlo en este siglo. Pido al Padre Todopoderoso que le perdone los escasos pecados que cometió y que desde su escaño en la divina Academia, siga prodigándonos su discurso fácil, siempre profundo, lleno de inspiración y verdad. Solicito una oración por su alma a todos los hombres de buena voluntad.


Y que la Luz Perpetua brille sobre él en los siglos de los siglos. Amén.








2 comentarios:

Alchemy dijo...

Ateneo, me uno a tu plegaria, a un mes de la muerte del padre de mis hijos (ex pareja)y comparto contigo el post que le había dedicado:
Aqui enlace
También a días de la muerte de mi amigo de la infancia, puedo acompañarte en este silencio, dedicado a quienes, ya cumplido su paso, descansan ahora en paz.

Un abrazo!!
Betina

El Hortulano dijo...

Hola Bet:

Evidentemente te entiendo y comparto contigo lo que no necesita ser expresado por no viciarlo ni vulgarizarlo.

Pensamos en el descanso eterno, mucahs veces como deseo propio de nuestro descanso particular, pero la Vida, con mayúsculas, sigue eternamente y nuestro deber es honrarla haciendo que se extienda y propague la felicidad de existir a todo y todos los que nos rodean, en la medida de nuestras posibilidades y con las habilidades que cada uno ha recibido.

Y como Gibran, también digo:

"y ya no escucho más
que la música de la eternidad
en perfecta armonía
con los anhelos del espíritu."

Un fuerte abrazo.