lunes, 27 de abril de 2009

EL ESPEJO




EL ESPEJO DEL COFRE


A la vuelta de un viaje de negocios, un hombre compró en la ciudad un espejo, objeto que hasta entonces nunca había visto, ni sabía lo que era. Pero precisamente esa ignorancia lo hizo sentir atracción hacia ese espejo, pues creyó reconocer en él la cara de su padre. Maravillado lo compró y, sin decir nada a su mujer, lo guardó en un cofre que tenían en el desván de la casa. De tanto en tanto, cuando se sentía triste y solitario, iba a "ver a su padre".
Pero su esposa lo encontraba muy afectado cada vez que lo veía volver del desván, así que un día se dedicó a espiarlo y comprobó que había algo en el cofre y que se quedaba mucho tiempo mirando dentro de él.

Cuando el marido se fue a trabajar, la mujer abrió el cofre y vio en él a una mujer cuyos rasgos le resultaban familiares pero no lograba saber de quién se trataba. De ahí surgió una gran pelea matrimonial, pues la esposa decía que dentro del cofre había una mujer, y el marido aseguraba que estaba su padre.

En ese momento pasó por allá un monje muy venerado por la comunidad, y al verlos discutir quiso ayudarlos a poner paz en su hogar. Los esposos le explicaron el dilema y lo invitaron a subir al desván y mirar dentro del cofre. Así lo hizo el monje y, ante la sorpresa del matrimonio, les aseguró que en el fondo del cofre quien realmente reposaba era un monje zen.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Misión complicada (por no decir imposible) vislumbrár lo que se oculta tras lo que se refleja en el espejo, ver el mundo desvelando la sombra que proyecta nuestro cuerpo opaco.
Tarea hercúlea salir de la caverna, acabár con el Dragón egóico de las tinieblas para bañarse en la luz.
Algo que al parecer ni el monje venerado de la parábola había conseguido todavía.

Saludos.
J.

El Hortulano dijo...

Complicada, Hercúlea, pero no imposible, siempre y cuando se abandone uno en brazos de Arriba dejando ese yo a un lado. Ah¡ cuanto daño hizo la Ilustración deslustrando lo divino.

Anónimo dijo...

Sí, supongo que la ilustración hizo mucho daño a cierta idea de lo divino, pero para nada deslustró a lo que És, a lo que está más allá del tú y del yo.
Me referia a la imposibilidad de ver la luna desde el que señala, pués siempre estará el dedo por medio; a que Él, solo puede ser visto por Él.
En todo caso esa experiencia(para mí), es inefable, vivída en el silencio interior de cada uno, siendo cualquier exibición sólo una sombra.

Baruk dijo...

Realmente como en el espejo, cada cual ve "su" realidad.

No hizó la ilustración lo que insinuas, si no el que no sabe entenderla, y el que la aplicó mal.

Un saludo

Syr dijo...

Porque el Espejo, siempre dice la Verdad.

Porque es la sustancia que actúa como enlace y contiene la imagen de quien lo mira (al-mir`â), hasta el punto de que cuando de él te apartas, pierdes, al instante, el recuerdo de tu propia imagen

Miserere mei Domine dijo...

¿Nos miramos a nosotros mismos como realmente somos?
¿Es el miedo lo que se refleja en lo que se desea ver?
¿Vencer el miedo es la clave de entrada? Entonces... ¿Cómo vencer el miedo?

Gracias Hortulano ;)

joaquín huertas dijo...

Mientras el cofre esté lleno con nuestro ilusorio tesoro acumulado, viéndonos identificados en él, dificilmente podrá llenarse con lo de arriba.

Solo si la copa está vacia, podrá llenarse de vino.

Hortulano, un escrito interesante abierto a sugerentes interprataciones.

Saludos.

El Hortulano dijo...

BARUK: LA Ilustración separó lo divino de la razón dando el predominio a esta última solamente. A eso me refería.

SYR: El espejo nunca miento, pero hay que pulirlo para que no deforme la imagen que en él se proyecta. Bienvenido a este tu jardín.

MISERERE: Como siempre, acertadísimo. Gracias a ti.

JOAQUÍN: La utilidad de una copa reside en su vacío. Sugerentes interpretaciones com la tuya misma. A ver si nos indicas tu blog.