jueves, 9 de diciembre de 2010

Instrucción de un Padre a su Hijo sobre el Arbol Solar

Capitulo 1

De lo que es la Alquimia y de la diferencia que hay entre la verdadera y la falsa

Has de saber, hijo mío, que la palabra Alquimia, en lengua árabe, significa Fuego. La Alquimia es una parte muy oculta de la Filosofía natural y la parte más necesaria de la Física, que es la investigación de la Naturaleza; con ella se hace un Arte que no puede compararse a ningún otro, porque enseña a perfeccionar todas las piedras preciosas imperfectas, a conducir los cuerpos humanos afecta- dos por la enfermedad hacia una salud perfecta y a transmutar los metales corporales imperfectos en oro y plata verdaderos. Todo esto se hace con un cierto cuerpo medicinal universal del quetodas las medicinas particulares han recibido alguna cosa y éste cuerpo medicinal se prepara con el trabajo de las manos, mediante un oculto ingenio y un Arte que únicamente conocen los Hijos de la Verdad.

Aprende, hijo mío, que ésta Ciencia es llamada Flor de la Sapiencia, porque aclara el entendimiento humano,lo aguza y, en fin,lo convence por la experiencia de la verdad. Todavía en nuestros días quedan muchos testimonios por declarar. Esta Ciencia admirable de la Alquimia natural muestra al intelecto humano una vía con la que se puede comprender, demanera viva y por efecto de una profunda investigación, de qué manera penetran todas las cosas en las potencias y virtudes divinas, y cómo subsisten en ellas.

Aunque en mi discurso te hable mucho de Alquimia no me refiero a aquella que se practica vulgarmente en nuestros días. Pongo en claro una gran diferencia entre la que se practica comúnmente y aquella otra que es propia de los Filósofos, distingo entre aquellas operaciones de los alquimistas contemporáneos y aquellas de los Hijos de la Ciencia. Por eso, y a fin de que no te equivoques en un asunto tan grave, te prohibo toda frecuentación con los falsos discípulos del Arte, que dan recetas variadas.

Voy a hablar de los alquimistas vulgares: en efecto, éstos no cesarán de desviarte de la verdadera vía, que yo te muestro, con objeto de seducir y dar ocasión para que te adhieras a sus opiniones falsas y a sus locas imaginaciones. Sabe pues que la diferencia entre los verdaderos Filósofos y los alquimistas vulgares es tan grande como la que hay entre el día y la noche, y esa diferencia se ve bien en esto: que no se ha de tomar más que una sola y única cosa para preparar la Piedra de los Filósofos. Los alquimistas vulgares, por el contrario, pretenden tomar muchas materias distintas con la esperanza de alcanzar así el objeto de sus deseos. Los verdaderos Filósofos realizan su Obra con tiempo, sin gastos y operan en silencio con un solo vaso, un solo horno, y una sola materia, o dos ( que sin embargo son de la misma naturaleza).

Los alquimistas vulgares trabajan con muchos esfuerzos, con grandes gastos,con todo tipo de hornos y de fuegos y con una multitud de materias diferentes; en suma, que si Dios Todopoderoso lo creó todo de la nada, los alquimistas vulgares, del todo hacen nada. Los Alquimistas verdaderos, por el contrario, imitando a la Naturaleza, y con una pequeña cantidad de su materia, realizan grandes cosas.

Aún podría decirte muchas más cosas acerca de los alquimistas vulgares, pero esto bastará para demostrarte que habrías de estar completamente privado de sentido si después de estar en posesión de la más alta Ciencia, que te muestro en éste tratado, quisieras seguir el método de aquellos que respecto a ésta sublime Ciencia, están ciegos e ignorantes, o si hablaras de éstas cosas con ellos. Por otra parte, solamente he escrito éste capítulo con la intención de enseñarte en qué consiste la excelencia de la verdadera Alquimia natural.

Con ésta comparación descrita entre el verdadero Filósofo y el alquimista vulgar sólo pretendo hacerte saber que siempre encontrarás la verdadera Ciencia próxima a los verdaderos Filósofos, pero cerca de los alquimistas vulgares solo encontrarás ignorancia y tristeza.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Quienes continúan buscando suelen dejar las enseñanzas de una tradición espiritual o religiosa sólo para encontrar otra y otra más. Aquellos cuya intención es buscar siempre tendrán más para buscar, pero aquellos que encuentran necesitan detenerse para tomar conciencia de lo que han encontrado y darse cuenta de que no buscan más.
UCDA

Es cierto, la elección está ahí siempre: buscar o encontrar. La diatriba que se origina radica principalmente en la necesidad de "acción" de "hacer algo". Mientras se busca parece que intervenimos nosotros, que operamos para conseguir el fin que nos proponemos.

Pero, claro, aquí surge la pregunta ¿Cómo podemos buscar desde lo perecedero, lo impermanente aquello que está más allá de toda permanencia, cambio, o búsqueda?

Elegir encontrar supone dejar de viajar con la mirada nostálgica perdiéndose por la ventanilla, supone llegar, arribar a puerto donde el descanso está garantizado.

¡¡Encuentra!!